Hay pocas cosas que arruinen más el final de un buen puente que un atasco interminable. Te has pasado días descansando, desconectando, viendo mar o campo, respirando algo que no sea ciudad… y de repente, cuando crees que aún te queda un último rato de tranquilidad, te encuentras metido en una fila de coches que no avanza. Ni para delante, ni para atrás. Y ahí estás, mirando el reloj, suspirando, imaginando lo bien que habría sido haber salido antes. O después. O simplemente no haberte confiado.
Pero aún estás a tiempo. Porque sí, hay formas de evitar el atasco, de regresar con calma, sin perder el buen sabor de boca de estos días. Solo hay que tener un poco de picardía, prestar atención a los detalles, y sobre todo, no hacer lo mismo que todo el mundo hace. A veces la clave está en pensar diferente, aunque solo sea media hora antes o una carretera alternativa más.
1Todo empieza mucho antes de arrancar

Uno de los errores más comunes es improvisar. Pensar que con poner el GPS y seguir la ruta más rápida ya está todo resuelto. Pero en fechas como esta, eso no basta. Todo el mundo está volviendo al mismo tiempo, por los mismos sitios, con las mismas prisas. Y ahí es donde comienza el atasco. Si haces lo mismo que todos, acabarás igual que todos: parado, desesperado, mirando coches por el retrovisor.
La planificación es tu mejor aliada. No necesitas una hoja de ruta con mil variantes, solo prever lo básico. Saber a qué hora salen los demás, qué tramos son los más conflictivos, y si hay alguna obra o retención anunciada. El tráfico tiene sus patrones, y si los conoces, puedes esquivarlos. No se trata de ir más rápido, sino de moverte cuando hay menos gente en la carretera. Y eso no te lo dice el navegador, te lo da el sentido común.