Hay cosas que uno nunca espera encontrarse en un control de carretera. Un radar oculto, un agente disfrazado de operario o incluso una multa por algo que ni sabías que podía ser sancionable. Y sin embargo, ocurre. La DGT, ese organismo que tantas veces aparece en nuestras vidas cuando menos lo esperamos, ha vuelto a sorprender con una sanción que parece sacada de una novela de Kafka.
No se trata de exceso de velocidad, ni de saltarse un semáforo, ni de hablar por el móvil. Esta vez la situación es tan específica, tan fuera de lo común, que cuesta creer que pueda llevar a una multa de hasta 600 euros. Pero lo cierto es que sí. Y todo gira en torno a los coches históricos, esos vehículos con más de treinta años que, aunque parezcan sacados de una exposición, también tienen que cumplir con unas normas muy concretas marcadas por la DGT.
3No es solo una cuestión estética

La razón detrás de esta normativa tiene que ver con la seguridad y con el medio ambiente. La DGT considera que estos vehículos, aunque encantadores, no están preparados para circular con regularidad por vías modernas. Además, muchos no cuentan con las prestaciones mínimas de seguridad que hoy se exigen en cualquier vehículo nuevo. Por eso se les permite una cierta flexibilidad en el mantenimiento, pero se les imponen límites estrictos en su uso.
Es una especie de equilibrio entre conservar el patrimono automovilístico y proteger a quienes comparten la carretera. Y ahí es donde entra la multa. Porque, aunque parezca exagerado, no seguir estos requisitos supone un riesgo. La DGT, con esta sanción, lo que busca es evitar que estas joyas sobre ruedas se conviertan en un peligro sin quererlo.