sábado, 3 mayo 2025

Esta fruta común puede hacerte dar positivo en un control de alcoholemia

Parece mentira, pero a veces la realidad nos sorprende con giros inesperados, de esos que parecen sacados de una comedia de enredos. Imagínese la escena: un control rutinario de la Guardia Civil en carretera, usted sopla tranquilamente en el etilómetro y, para su asombro, da positivo sin haber probado una gota de alcohol; pues bien, sepa que lo que menos esperarías que te pusiera en un aprieto es una fruta tan popular y aparentemente inofensiva como el caqui, sobre todo si está muy maduro. Esta situación, aunque poco frecuente, no es una leyenda urbana ni un cuento de conductores trasnochados, sino una posibilidad real basada en procesos biológicos perfectamente explicables que conviene conocer, más que nada para evitar sustos innecesarios o situaciones cuanto menos embarazosas al volante.

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El quid de la cuestión reside en la propia naturaleza del caqui cuando alcanza un estado de maduración avanzado, casi al borde de la descomposición. En ese punto, la alta concentración de azúcares presentes en su pulpa puede iniciar un proceso de fermentación espontánea dentro de nuestro propio estómago, generando pequeñas cantidades de etanol; vamos, que no es cosa de brujería ni un truco de feria, sino simple química pura y dura que ocurre en nuestro sistema digestivo bajo ciertas condiciones. Este fenómeno, conocido técnicamente como fermentación endógena, es el responsable de que una simple pieza de esta fruta pueda, en teoría, alterar el resultado de un control de alcoholemia y meternos en un lío que nadie desea experimentar en sus propias carnes.

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EL CAQUI: MÁS QUE UNA SIMPLE DELICIA OTOÑAL

Fuente: Freepik

El caqui, esa fruta de color anaranjado intenso y sabor dulce que llena las fruterías en otoño, es apreciado por muchos españoles por su textura particular y su versatilidad en la cocina. Originario de Asia, se ha aclimatado perfectamente a nuestro país, especialmente en la Comunidad Valenciana, donde la variedad «Rojo Brillante» con Denominación de Origen Protegida Kaki Ribera del Xúquer triunfa bajo el nombre comercial Persimon; este último se caracteriza por su pulpa firme y la ausencia de la astringencia típica de otras variedades cuando aún no están completamente maduras, lo que facilita su consumo como si de una manzana se tratase. Sin embargo, es precisamente cuando el caqui tradicional madura en exceso, volviéndose casi líquido y translúcido, cuando su composición química se vuelve más interesante desde el punto de vista que nos ocupa hoy.

La clave está en su elevado contenido en azúcares naturales, principalmente fructosa y glucosa, que aumentan considerablemente a medida que la fruta madura y pierde esa sensación áspera en la boca. Cuando un caqui está en su punto óptimo de consumo, o incluso un poco pasado, puede contener hasta un 20% o más de azúcares, una concentración nada desdeñable; es esta abundancia de «combustible» lo que, unido a la presencia de levaduras naturales en la propia fruta o en nuestro tracto digestivo, puede desencadenar el proceso de fermentación alcohólica si las condiciones son propicias. Un manjar dulce que, llevado al extremo de su madurez, guarda una sorpresa bioquímica en su interior que pocos conocen.

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