viernes, 2 mayo 2025

Los 100 primeros días de Donald Trump o la estrategia del globo sonda

IG Markets

David Ross, CFA, gestor de renta variable internacional de La Financière de l’Échiquier (LFDE) valora en Merca2 los 100 primeros días de Donald Trump.

Publicidad

Durante los primeros 100 días de su segundo mandato, Donald Trump ha protagonizado una serie de volantazos en sus políticas que han desestabilizado los mercados y creado un clima de incertidumbre. Borrando con ello cualquier sensación de normalidad, el presidente está socavando la reputación de EE. UU. como lugar fiable para invertir y el atractivo de los bonos del Tesoro estadounidense como activo refugio. Los inversores necesitarán un alto grado de estabilidad para lidiar con este nuevo entorno.

Tras la reelección de Donald Trump, se impuso la evidencia: la normalidad había llegado a su fin. Su entorno más próximo ya no es el mismo. Mientras que en su primer mandato se apoyó en republicanos de la vieja escuela, hoy, con Elon Musk y Peter Navarro susurrándole al oído, nada parece ponerle freno.

Los primeros 100 días del gobierno de Donald Trump: volatilidad e incertidumbre

Trump elecciones EEUU Merca2.es
Donald Trump. MAGA. Agencias

Trump: incertidumbre política y aumento de las primas de riesgo

En los días que siguieron a las elecciones, algunos inversores se aferraron a la esperanza de la agenda favorable a las empresas de Trump y apostaron por impuestos más bajos y menos regulación. Era tentador seguir creyendo en la excepcionalidad estadounidense. Cuando llegaron los aranceles, muchos se vieron obligados a reevaluar sus posiciones.

Desde el Día de la Liberación, los mercados han empezado a evaluar el riesgo de una política errática. Uno de los puntos fuertes de la economía estadounidense en los últimos 30 años ha sido su estabilidad, sin grandes cambios políticos. Hoy, la excepcionalidad estadounidense es cosa del pasado.

El billete verde cayó en abril hasta su nivel más bajo desde 20221 y el oro ha ganado casi un 25% desde principios de año. Este nivel de incertidumbre no tiene precedentes en el mercado estadounidense: históricamente, las políticas del país han sido relativamente estables, protegidas por un sistema de controles y equilibrios. La avalancha de órdenes ejecutivas de Trump, su voluntad de eludir el Congreso y sus ataques a la Reserva Federal han hecho que todo sea más arriesgado.

El dilema del inversor: reaccionar o no reaccionar

En concreto, el regreso de Trump ha complicado mucho el trabajo de un gestor de fondos. Desde una perspectiva a largo plazo, estamos analizando de nuevo las posiciones en función de la rentabilidad y el impacto potencial de los aranceles durante los próximos años. A corto plazo, como es probable que la política cambie de un día para otro, resulta imposible realizar un análisis pertinente. Únicamente podemos conjeturar, y las suposiciones no bastan para tomar decisiones de inversión acertadas.

Hace tan solo unos meses, nos encontrábamos en un mercado alcista en el que los inversores aprovechaban los descensos para comprar, pero la subida de las primas de riesgo de los activos estadounidenses ha trastocado el sentimiento del mercado. Ahora nos encontramos en un escenario de mercado bajista, donde la mentalidad puede resumirse con un «vender en caso de caída».

En las últimas semanas, el S&P 500 ha realizado varios intentos de superar la barrera de los 5400 puntos. Hoy fijamos este nivel como nuevo techo. Y como los mayores repuntes se producen en los mercados bajistas, el consejo que doy a mi equipo es sencillo: que no cunda el pánico y que sean muy prudentes.

Dolar estadounidense triste Canva Merca2.es
US Dollar. Canva IA

No debemos tirar el grano con la paja

Un entorno de inversión complejo sigue siendo interesante para los inversores, sobre todo porque los aranceles hacen más atractivas determinadas empresas. Microsoft, por ejemplo, no se verá realmente afectada por los aranceles; Amazon también sigue siendo una oportunidad a largo plazo: aunque casi la mitad de sus vendedores son chinos, su incomparable experiencia logística y su red de primer nivel mundial deberían permitirle ganar cuota de mercado a largo plazo. Por el contrario, las empresas industriales están sometidas a una presión inmediata para recortar costes, lo que podría repercutir en su rentabilidad a largo plazo.

Recortar las expectativas de crecimiento

Desde enero, Donald Trump ha usado y abusado de la estrategia del «globo sonda»: anunciar una nueva política radical, observar las reacciones y luego decidir qué hacer. Lo vimos con los aranceles, que se han suspendido durante tres meses, así como con sus ataques al presidente de la Fed, Jerome Powell, a los que dio marcha atrás ante las reacciones.

En los próximos meses, creemos que los mercados serán más perspicaces y aprenderán a distinguir las políticas reales de las distracciones. Trump es un maestro de la distracción, y los inversores se darán cuenta de la necesidad de tomar distancia y resistir la tentación de reaccionar ante cada titular. Porque su primera acción rara vez es la última.

En cuanto a las empresas, sin duda tendrán que congelar sus inversiones y los inversores deberán tener en cuenta el impacto en el crecimiento y moderar sus expectativas para la economía estadounidense y, por extensión, la economía mundial.

Aunque no hay que tomarse a Donald Trump al pie de la letra, sí hay que tomárselo en serio. Los inversores deben prepararse para cuatro años de decretos presidenciales: un entorno propicio en oportunidades, pero en el que la cautela será clave.


Publicidad