jueves, 1 mayo 2025

El truco japonés para dormir en 5 minutos que la ciencia acaba de validar

El insomnio se ha convertido en una sombra persistente en la vida moderna, un mal compañero de cama para millones de personas que dan vueltas y vueltas mientras las horas avanzan inexorables. La dificultad para conciliar el sueño, o mantenerlo durante toda la noche, afecta a nuestro humor, nuestra productividad y, lo que es más preocupante, a nuestra salud general, convirtiendo la búsqueda de una solución eficaz en casi una obsesión colectiva para poder dormir mejor. Vivimos en una sociedad hiperconectada y acelerada, donde el estrés y las pantallas azules parecen conspirar para robarnos esas preciosas horas de descanso, dejando a muchos preguntándose si existe alguna fórmula sencilla y accesible para recuperar el control sobre su reposo nocturno sin recurrir a fármacos o terapias complejas.

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Pues bien, parece que una técnica ancestral, revitalizada y ahora respaldada por la ciencia, podría ser la respuesta que tantos buscan, un método sorprendentemente simple conocido como 4-7-8. Este enfoque, que algunos vinculan con prácticas orientales y que ha ganado popularidad bajo la etiqueta de «truco japonés», promete facilitar la transición hacia el sueño en cuestión de minutos mediante un patrón de respiración específico: inspirar durante cuatro segundos, mantener el aire siete y exhalar lentamente durante ocho. La clave de su éxito, según apuntan estudios recientes, reside en su capacidad para calmar el sistema nervioso simpático, ese interruptor interno que nos mantiene alerta, y activar el parasimpático, responsable de la relajación y el descanso necesarios para dormir profundamente.

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LA CIENCIA DETRÁS DEL SUSPIRO: CÓMO CALMAR TU SISTEMA NERVIOSO PARA DORMIR

Fuente Freepik

El verdadero poder del método 4-7-8 reside en su capacidad para influir directamente en nuestro sistema nervioso autónomo, el centro de mando que regula funciones corporales involuntarias como el ritmo cardíaco, la digestión y, por supuesto, la respuesta al estrés. Este sistema se divide en dos ramas principales: el simpático, que nos prepara para la acción («lucha o huida»), y el parasimpático, que promueve la calma y la recuperación («descanso y digestión»), y un desequilibrio a favor del primero es una causa común de los problemas para dormir. El estrés crónico mantiene al sistema simpático hiperactivo, dificultando enormemente la relajación necesaria para conciliar el sueño.

La respiración controlada, y en particular la técnica 4-7-8, actúa como un interruptor que ayuda a desactivar la respuesta simpática y potenciar la parasimpática, esencial para poder dormir. La inhalación breve seguida de una retención y, sobre todo, una exhalación larga y controlada, envía señales al cerebro para que reduzca la producción de hormonas del estrés como el cortisol y disminuya la frecuencia cardíaca y la presión arterial, creando así un estado fisiológico propicio para el adormecimiento. No se trata de magia, sino de neurociencia aplicada de forma sencilla, utilizando el diafragma y el control del aliento como herramientas para modular nuestra propia biología interna y facilitar la llegada del sueño.


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