Hablar de Apple hoy en día es hablar de una marca que cambió para siempre la forma en que vemos y usamos la tecnología. Sin embargo, pocos saben que el nombre “Apple” casi no existe. De hecho, otros nombres mucho más fríos y corporativos estuvieron a punto de ser los elegidos.
¿Te imaginas usar un celular de “Matrix Electronics”? Suena raro, ¿verdad? Vamos a viajar juntos al año 1976 para descubrir cómo realmente surgió el nombre de la famoza manzana y por qué fue tan importante para el futuro de la compañía.
9¿Qué podemos aprender del origen del nombre de Apple?

Aunque a simple vista pueda parecer un detalle menor, elegir el nombre correcto puede cambiar el destino de un proyecto. El caso de Apple nos enseña varias lecciones:
La importancia de conectar emocionalmente: un nombre debe resonar emocionalmente con las personas. No basta con sonar técnico o moderno. Hay que tocar algo más profundo: la memoria, los sentidos, las emociones.
La simplicidad es poderosa: en un mundo saturado de información y estímulos, lo simple destaca. Un nombre corto, fácil de recordar y lleno de significado puede ser mucho más poderoso que uno complejo y técnico.
Pensar a largo plazo: cuando Steve Jobs eligió Apple, no solo pensaba en lo que sonaba bien en ese momento. Pensaba en cómo quería que la gente percibiera su empresa dentro de 10, 20 o 30 años. Hoy vemos que esa visión fue absolutamente acertada.