miércoles, 30 abril 2025

Los riders autónomos de Glovo y Uber Eats, castigados sin facturar por el apagón

Con gran porcentaje de los restaurantes de España sin luz y las aplicaciones fallando por los problemas de Internet, los repartidores autónomos que siguen siendo parte de Glovo y los de Uber Eats han lidiado no solo con la incertidumbre de no tener servicio eléctrico, sino de pasar un día sin facturar y, sobre todo, sin saber cuando lo volverían a hacer. Es un aviso más de las dificultades que enfrentan este tipo de trabajadores, que quedan colgados de la crisis en este tipo de situaciones. 

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Es una situación diferente a la de los repartidores contratados por la propia Glovo, las flotas que en este momento alimentan a la empresa de reparto de alimentos o los trabajadores de Just Eat, la única operadora que trabaja únicamente con repartidores contratos de forma directa. Es que aunque estos no pudiesen facturar, siguen recibiendo su sueldo; esta es una realidad compleja para las empresas del sector que siguen defendiendo su modelo de autónomos, incluso si han decidido cambiarlo para cumplir con la normativa de la ley rider y escapar de la presión del estado. 

Incluso en esta situación es difícil dejar de pensar en estos trabajadores en caso de emergencias. Es bueno señalar que en muchos casos estos repartidores se mantuvieron en la calle, esperando por una reposición del servicio eléctrico que les permitiese volver a trabajar. El problema es que no solo no funcionaba la red para hacer pedidos, sino que la mayoría de los restaurantes del país se vieron obligados a cerrar, en particular los de comida rápida: Su principal fuente de ingresos. 

Aun así, en zonas como la plaza de la Latina, Embajadores o Atocha en Madrid, donde hay varios de estos locales, no era extraño ver a los trabajadores esperando. Algunos comentaban que, al menos, podían volver a casa por sus bicicletas, aun si tenían que subir escaleras. Se suma, en el caso de los repartidores, que no sabían si podrían cargar sus vehículos en el corto plazo, al final la plataforma tardó más de 24 horas en enviar a los usuarios el mensaje de que había vuelto a funcionar el servicio. 

GLOVO ENFRENTA OTRA CRISIS NACIONAL

Lo cierto es que la empresa sigue enfrentando varias situaciones de crisis global. La empresa fue clave en el confinamiento pandémico, tuvo que atravesar la controversia por su modelo de negocio que desembocó en la famosa ‘Ley Rider’, está asumiendo su proceso de contratación y ahora debe asumir el golpe económico que cualquier empresa de este tamaño en caso de un apagón nacional que reduce sus operaciones por varias horas. Si bien algunas opciones de compra de supermercados estaban técnicamente activas, también es evidente que los problemas de señal dificultan su funcionamiento normal. 

Un repartidor de Uber Eats durante el Toque de queda del confinamiento. Fuente: Agencias
Un repartidor de Uber Eats durante el Toque de queda del confinamiento. Fuente: Agencias

En cualquier caso, el unicornio español sigue superando, poco a poco, estas tormentas. Lo cierto es que a pesar de las controversias y críticas que ha recibido, la empresa, desde su llegada al mercado español, siguen siendo la más popular de su sector y es una de las tres que siguen funcionando en el país, junto a Uber Eats y Just Eat, que han sobrevivido a las tormentas que terminaron expulsando a otras como Deliveroo y Stuart del territorio español. 

Al mismo tiempo, este tipo de situaciones también explican el deseo del gobierno de cambiar el modelo de estos trabajadores. Lo cierto es que es indudable que en situaciones críticas tienen dificultad para superar sin los ingresos que genera su trabajo. En cualquier caso será interesante seguir de cerca la situación de estos próximos días, y saber si estos trabajadores normalizan del todo sus ingresos, y si el servicio sigue funcionando con normalidad. 

LOS MIGRANTES, MÁS CASTIGADOS

La realidad es que los más castigados del servicio son los trabajadores que no tienen sus papeles en regla. Un problema para la propia Glovo, que esperan reducir con este cambio de modelo, pero que en momentos de crisis están, si se puede, aún más desprotegidos. Es una situación en la que no solo no generan su ingreso, sino que usualmente están operando con cuentas alquiladas de forma ilegal, y los arrendadores no suelen reducir el costo por este tipo de situaciones. 

Es otro recordatorio clave para la empresa, y para sus usuarios. De igual modo, es complicado que se hagan responsables desde Glovo o de Uber Eats de este tipo de trabajadores, lo cierto es que en el caso del unicornio español asumir el cambio de modelo de sus trabajadores es ya un problema suficientemente grave en el corto plazo. 


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