El universo del streaming ha transformado radicalmente nuestros hábitos de consumo audiovisual, convirtiendo el salón de casa en una sala de cine personalizable y bajo demanda. Millones de usuarios disfrutan cada día del vasto catálogo de Netflix, sumergiéndose en series, películas y documentales con una facilidad impensable hace apenas unas décadas; sin embargo, pocos son conscientes de que la experiencia visual que reciben no siempre está optimizada al máximo, ni en términos de calidad de imagen ni en eficiencia de consumo de datos. La configuración automática, aunque cómoda, a menudo nos juega malas pasadas sin que nos percatemos.
Detrás de la aparente simplicidad de darle al play, se esconde un entramado de ajustes que pueden marcar una diferencia notable en cómo percibimos nuestros contenidos favoritos y cuánto nos cuesta disfrutarlos, especialmente si nuestra conexión a internet no es la más estable o si tenemos un plan de datos limitado. Existe una opción, algo oculta en los menús de configuración, que permite tomar las riendas de la calidad de reproducción de forma manual. Este control granular es la llave para desbloquear una imagen potencialmente superior y, al mismo tiempo, para mantener a raya el consumo de gigabytes, una dualidad que muchos usuarios agradecerán descubrir y aplicar en su día a día frente a la pantalla.
3DECODIFICANDO LAS OPCIONES: QUÉ SIGNIFICA CADA NIVEL DE CALIDAD

Una vez en el menú ‘Uso de datos por pantalla’, nos encontraremos con cuatro opciones principales que determinan cuántos datos consume la reproducción y, consecuentemente, la calidad de imagen que recibiremos. La opción ‘Bajo’ ofrece una calidad de vídeo básica, consumiendo aproximadamente hasta 0,3 GB por hora, ideal si estás utilizando datos móviles y no quieres fundirte la tarifa en un par de episodios o si tu conexión es particularmente lenta e inestable. Es la alternativa más austera, pensada para situaciones donde la prioridad absoluta es minimizar el gasto de datos.
La opción ‘Mediano’ sube un peldaño la calidad, ofreciendo una resolución estándar (SD) y consumiendo hasta 0,7 GB por hora. Representa un equilibrio razonable para quienes buscan una calidad aceptable sin disparar el consumo, una opción muy válida para pantallas más pequeñas como las de móviles o tabletas, donde la diferencia con la alta definición no es tan perceptible. Luego está la opción ‘Alto’, que proporciona la mejor calidad de vídeo posible según tu plan de suscripción (hasta 3 GB por hora para HD y hasta 7 GB por hora para Ultra HD/4K); finalmente, la opción ‘Automático’, que como ya comentamos ajusta la calidad dinámicamente, intentando ofrecer lo mejor posible dentro de los límites percibidos de tu conexión y pudiendo variar entre todos los rangos anteriores. Explorar estas opciones de Netflix es clave para optimizar tu visionado.