El universo del streaming ha transformado radicalmente nuestros hábitos de consumo audiovisual, convirtiendo el salón de casa en una sala de cine personalizable y bajo demanda. Millones de usuarios disfrutan cada día del vasto catálogo de Netflix, sumergiéndose en series, películas y documentales con una facilidad impensable hace apenas unas décadas; sin embargo, pocos son conscientes de que la experiencia visual que reciben no siempre está optimizada al máximo, ni en términos de calidad de imagen ni en eficiencia de consumo de datos. La configuración automática, aunque cómoda, a menudo nos juega malas pasadas sin que nos percatemos.
Detrás de la aparente simplicidad de darle al play, se esconde un entramado de ajustes que pueden marcar una diferencia notable en cómo percibimos nuestros contenidos favoritos y cuánto nos cuesta disfrutarlos, especialmente si nuestra conexión a internet no es la más estable o si tenemos un plan de datos limitado. Existe una opción, algo oculta en los menús de configuración, que permite tomar las riendas de la calidad de reproducción de forma manual. Este control granular es la llave para desbloquear una imagen potencialmente superior y, al mismo tiempo, para mantener a raya el consumo de gigabytes, una dualidad que muchos usuarios agradecerán descubrir y aplicar en su día a día frente a la pantalla.
2DESCUBRIENDO EL TESORO ESCONDIDO: LA RUTA HACIA EL CONTROL TOTAL

Acceder a esta configuración manual no requiere de conocimientos técnicos avanzados, pero sí de navegar por un menú que no solemos visitar con frecuencia una vez creada la cuenta. El primer paso es iniciar sesión en Netflix desde un navegador web, ya sea en un ordenador o en un dispositivo móvil, puesto que esta opción no suele estar disponible directamente en las aplicaciones de smart TV o consolas; una vez dentro, debes dirigirte al apartado de ‘Cuenta’, generalmente accesible desde el icono de tu perfil en la esquina superior derecha, un rincón digital que alberga muchas más posibilidades de las que imaginamos.
Dentro de la sección ‘Cuenta’, hay que buscar el apartado ‘Perfiles y controles parentales’ y seleccionar el perfil específico que deseamos modificar, ya que este ajuste es individual para cada usuario de la cuenta. Al desplegar las opciones del perfil, encontraremos ‘Configuración de reproducción’ y, al hacer clic en ella, se desvelará el menú que nos interesa: ‘Uso de datos por pantalla’. Aquí es donde reside el control manual que buscamos, una herramienta sencilla pero poderosa para adaptar la experiencia de visionado a nuestras preferencias exactas, dejando atrás la dictadura del modo automático que impone Netflix por defecto.