miércoles, 30 abril 2025

Cuidado si te quedas sin batería en el coche, este error te puede salir carísimo

Quedarse tirado con el coche es una de las faenas más universales y frustrantes que existen, una situación que casi todos hemos vivido o tememos vivir en algún momento. Pocas cosas fastidian más un día que girar la llave de contacto y escuchar ese silencio desolador o, peor aún, un quejido agónico del motor de arranque que anuncia lo inevitable: la batería ha dicho basta. Ante este panorama, la solución más socorrida, casi un acto reflejo transmitido de generación en generación, es sacar las pinzas y buscar un alma caritativa dispuesta a compartir un poco de su energía eléctrica. Parece sencillo, ¿verdad? Pues cuidado, porque un error en este procedimiento aparentemente trivial puede convertir una simple batería descargada en una avería de miles de euros.

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Los vehículos modernos ya no son aquellos amasijos de hierros y cables relativamente simples de nuestros abuelos; hoy son auténticos ordenadores con ruedas, repletos de electrónica delicada y sistemas interconectados que gestionan desde la inyección de combustible hasta el climatizador o los asistentes de seguridad. Esta complejidad tecnológica, si bien nos ofrece confort y seguridad, también los hace tremendamente vulnerables a las sobretensiones o a una incorrecta manipulación eléctrica. El viejo método de conectar los cables «a ojo» o sin seguir un orden específico ya no vale, y las consecuencias de un fallo pueden ser catastróficas para la centralita electrónica (ECU), el cerebro del automóvil, cuya sustitución es una de las reparaciones más costosas que podemos afrontar en nuestro vehículo.

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LA PREVENCIÓN, EL MEJOR ARRANQUE POSIBLE

Fuente Freepik

Como en tantas otras facetas de la vida y del mantenimiento del automóvil, más vale prevenir que curar, o en este caso, que pagar una factura desorbitada. Cuidar la batería de nuestro coche es relativamente sencillo y puede ahorrarnos muchos disgustos. Es recomendable revisar periódicamente el estado de los bornes, asegurándose de que estén limpios, sin sulfatación (ese polvillo blanco o verdoso) y bien apretados. También conviene comprobar el nivel de electrolito si la batería no es sellada («sin mantenimiento») y, sobre todo, estar atentos a las señales que indican que su vida útil está llegando a su fin, como dificultades para arrancar en frío, una menor intensidad de las luces o fallos esporádicos en sistemas eléctricos. Una batería suele durar entre 3 y 5 años, aunque depende mucho del uso y las condiciones climáticas, por lo que una revisión anual, especialmente antes del invierno, es muy aconsejable.

Si a pesar de la prevención nos encontramos con la batería descargada, existen alternativas más seguras que las tradicionales pinzas, sobre todo si no estamos completamente seguros de cómo usarlas correctamente o si nuestro coche es especialmente moderno y complejo. Los arrancadores portátiles o «boosters» son dispositivos compactos que almacenan energía suficiente para arrancar un motor sin necesidad de otro vehículo; los modelos actuales suelen incorporar protecciones contra inversión de polaridad y cortocircuitos, lo que minimiza enormemente el riesgo de dañar la electrónica del coche. Otra opción infalible, aunque menos inmediata, es recurrir al servicio de asistencia en carretera de nuestro seguro; los profesionales disponen del equipo y los conocimientos necesarios para arrancar el vehículo de forma segura o, si la batería está definitivamente agotada, gestionar su sustitución.


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