Conducir se ha convertido en un lujo caro, casi prohibitivo para muchos bolsillos, con el precio de la gasolina por las nubes. Todos buscamos trucos, maneras de arañar unos céntimos en cada repostaje, y ahí es donde entra en juego la tecnología que llevamos en el móvil, siendo Google Maps una herramienta omnipresente en nuestros salpicaderos, ayudándonos a navegar por el laberinto de calles y carreteras. Pero más allá de llevarnos del punto A al punto B, esta aplicación esconde ases en la manga que pueden aliviar notablemente la presión sobre nuestra cartera, y no hablamos solo de esquivar los temidos peajes, que eso ya lo hace casi todo el mundo.
Existe una funcionalidad menos conocida, casi camuflada entre las opciones habituales, que promete optimizar nuestros trayectos de una forma mucho más inteligente en términos de consumo. Se trata de una característica diseñada específicamente para identificar y sugerir rutas que, aunque no siempre sean las más cortas en kilómetros o tiempo, sí son las más eficientes energéticamente, considerando factores que habitualmente pasamos por alto al planificar un viaje. Olvídate de pensar que solo evitando pagar en la autopista estás haciendo un favor a tu economía de combustible; la verdadera optimización va mucho más allá y está al alcance de tu dedo en la pantalla, esperando a ser descubierta por conductores astutos que quieran maximizar cada litro.
5UN PEQUEÑO CAMBIO, UN GRAN AHORRO: EL IMPACTO A LARGO PLAZO EN TU BOLSILLO (Y EN EL PLANETA)

Puede que el ahorro en un solo viaje no parezca revolucionario, quizás unos céntimos o, con suerte, algún euro en trayectos largos. Sin embargo, la verdadera fuerza de esta función de Google Maps reside en su efecto acumulativo. Si convertimos en costumbre elegir la ruta más eficiente siempre que sea razonable, la suma de esos pequeños ahorros diarios o semanales se convierte en una cifra considerable a final de mes y, sobre todo, a final de año. Es una forma sencilla y casi automática de reducir uno de los gastos fijos más importantes asociados al uso del coche.
Además del beneficio directo para nuestra economía personal, optar por rutas más eficientes tiene una externalidad positiva que no debemos olvidar: el cuidado del medio ambiente. Menos combustible quemado significa menos emisiones de CO2 y otros gases contaminantes lanzados a la atmósfera, contribuyendo modestamente a mitigar el impacto ambiental del transporte por carretera. Así, cada vez que elegimos la ruta ecológica que nos sugiere Google Maps, no solo estamos siendo más inteligentes con nuestro dinero, sino también un poco más responsables con el planeta que compartimos todos.