Comentarios de Benoit Anne, Senior Managing director del Grupo de Estrategia e Insights de MFS Investment Management, sobre la situación actual del dólar estadounidense.
El dólar estadounidense ha caído, y mucho. En el pasado, una mayor percepción de riesgo de recesión —ya sea en EE. UU. o a nivel global— combinada con un aumento de la aversión al riesgo habría hecho que el dólar se apreciara.
Sin embargo, esta vez no ha sido así. Estamos frente a un nuevo paradigma de mercado en el que las características defensivas del dólar estadounidense se están debilitando. En este contexto, el índice DXY ha caído hasta alrededor de 98.40, un nivel que no veíamos desde principios de 2022.
El dólar estadounidense está mucho más barato de lo que estaba hace unos meses, pero eso no significa que esté barato en términos históricos. Si miramos el índice del dólar amplio real ponderado por comercio de la Reserva Federal, el nivel actual sigue estando un 17% por encima de su media de los últimos 30 años, lo que indica una sobrevaloración significativa.
En general, el entorno del mercado no parece ser favorable para el dólar, al menos con la información actual. Esto sugiere que los activos no estadounidenses podrían estar bien posicionados para obtener mejores rendimientos en el futuro.
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El dólar y una hipotética e inusual recesión
Si Estados Unidos entrara en recesión en los próximos doce meses, la Fed no tendría nada que ver con ello. Entonces, si esta vez no es culpa de la Fed, ¿a quién debemos señalar? Pues bien, si no es la política monetaria la que está causando problemas, tendrá que ser la política fiscal. En otras palabras, si llegara a producirse una recesión, podría ser el resultado de una contracción fiscal provocada por el gobierno.
Esto es muy inusual y, para ser claros, no recordamos un episodio similar en la historia reciente. Aún hay una gran falta de visibilidad sobre cuán grande será finalmente el impacto de los aranceles. Aunque el anuncio inicial de los aranceles apuntaba a riesgos significativos para el crecimiento —dado que implicaba un ajuste fiscal de alrededor del 2% del PIB—, desde entonces, algunos retrasos en la implementación y las negociaciones en curso han llevado a revisar a la baja la magnitud del posible impacto.
En cualquier caso, la discusión sobre una recesión sigue siendo puramente hipotética. Nuestro equipo de inversión en renta fija considera que una recesión aún es poco probable en el futuro cercano, aunque la probabilidad ha aumentado. Esto se debe principalmente a que la economía estadounidense entró en esta zona de turbulencias desde una posición de fortaleza y, probablemente, será lo suficientemente resiliente como para evitar una crisis de crecimiento.
El tipo incorrecto de inclinación de la curva
Existe un tipo “bueno” de empinamiento de la curva de rendimientos, y uno “malo”. El “bueno” generalmente refleja una mejora de las condiciones macroeconómicas y de las expectativas de crecimiento, normalmente como resultado de la relajación en la política monetaria por parte del banco central, o la expectativa de ello. Pero este no es el caso. De hecho, está muy lejos de serlo.
En estos días, estamos observando un bear steepening o empinamiento bajista cuando los rendimientos en el extremo largo de la curva lideran el movimiento. No es precisamente un buen espectáculo, para ser claros, ya que el riesgo para los rendimientos a largo plazo sigue estando sesgado al alza. Esto se debe a una combinación de riesgos inflacionarios renovados y una menor demanda de bonos del Tesoro de EE. UU., lo cual, en general, tiende a enviar una señal negativa para el sentimiento de los inversores.
Hay muchas características inusuales en el mercado actualmente. Una de ellas es la gran divergencia entre los movimientos de los tipos a corto y largo plazo en EE. UU. De hecho, los rendimientos a 2 años han caído 8 puntos básicos desde finales de marzo. En cambio, los rendimientos a 10 años han subido 22 puntos básicos en el mismo periodo. Ese tipo de ruptura en la correlación no es común. La última vez que la correlación entre los rendimientos a 2 y 10 años fue tan baja fue en 2022, bajo un régimen de política monetaria muy distinto.
De cara al futuro, estaremos atentos a la volatilidad de los tipos, a la dinámica de los rendimientos a largo plazo y a los cambios en la curva de rendimientos, buscando señales que indiquen que finalmente el polvo podría estar asentándose.