miércoles, 30 abril 2025

DGT: stop si dejas el coche así, 100 euros a la basura y es un peligro

El gesto puede parecer inofensivo, casi automático en mañanas gélidas o cuando bajamos «un momentito» a recoger algo. Dejar el coche en marcha mientras nos ausentamos, aunque sea por un instante, es una costumbre más extendida de lo que parece en nuestras calles y carreteras. Sin embargo, lo que muchos conductores perciben como una comodidad trivial o una necesidad pasajera, es en realidad una práctica que la Dirección General de Tráfico (DGT) vigila de cerca, y por buenas razones que van mucho más allá del simple capricho normativo. Esa comodidad aparente esconde riesgos significativos y puede salirnos bastante cara, convirtiendo esos «cinco minutos» en un problema considerable tanto para nuestro bolsillo como para la seguridad colectiva.

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Esta acción, tan integrada en la rutina de algunos, choca frontalmente con la normativa vigente y con el sentido común más elemental en materia de seguridad vial. No se trata únicamente de una posible sanción económica, que ya de por sí debería ser disuasoria, sino de una serie de peligros potenciales que a menudo se subestiman o directamente se ignoran. Desde el riesgo evidente de robo hasta la posibilidad de que el vehículo se desplace sin control, pasando por el impacto medioambiental innecesario, las razones para apagar el motor cada vez que abandonamos el habitáculo son numerosas y contundentes. Es hora de analizar por qué esta mala costumbre debe erradicarse por completo.

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¿UN SEGUNDO NADA MÁS? EL IMÁN PERFECTO PARA LOS LADRONES DE GUANTE BLANCO

coche automatico
Fuente Freepik

Dejar el coche arrancado, aunque sea con las puertas cerradas con el mando a distancia mientras bajamos a por el pan o a dejar a los niños en la puerta del colegio, es una invitación directa a los amigos de lo ajeno. Los ladrones oportunistas están siempre al acecho, y un vehículo con el motor en funcionamiento es la señal inequívoca de que el conductor está cerca pero no dentro, lo que facilita enormemente una sustracción rápida y limpia. En cuestión de segundos, alguien puede forzar la cerradura o romper un cristal y llevarse el coche sin necesidad siquiera de hacer un puente, ya que la llave, o el sistema de arranque sin llave, está activo y listo para usar.

Además del disgusto monumental y el trastorno que supone el robo de un vehículo, hay que considerar las posibles complicaciones con el seguro. Si se demuestra que el coche fue sustraído porque se dejó con el motor encendido y sin supervisión directa, la compañía aseguradora podría alegar negligencia grave por parte del propietario, lo que podría llevar a una reducción significativa de la indemnización o incluso a la negativa total a cubrir el siniestro. La DGT insiste en la prevención, y esta incluye evitar ponérselo fácil a los delincuentes, una responsabilidad que recae directamente sobre el conductor.


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