Vivimos rodeados de tecnología que nos facilita la vida de maneras que hace unas décadas parecerían ciencia ficción. Los teléfonos inteligentes se han convertido en extensiones de nuestro propio ser, y los asistentes de voz, en compañeros casi omnipresentes que responden a nuestras preguntas, gestionan nuestras agendas o ponen nuestra música favorita con una simple orden verbal; sin embargo, esta comodidad tiene un precio que no siempre es evidente, y que afecta directamente a nuestra privacidad más íntima. La sombra de la sospecha planea sobre si estos dispositivos nos escuchan más de lo que deberían, una preocupación que lejos de ser paranoia, tiene una base muy real en la configuración de nuestras propias cuentas.
La cuestión fundamental que muchos usuarios se plantean es hasta qué punto llega esa escucha y si es posible limitarla sin renunciar por completo a las ventajas de estos asistentes. La respuesta, afortunadamente, es afirmativa, pero requiere una acción consciente por nuestra parte para revisar y ajustar ciertos parámetros en las tripas de nuestra configuración. Existe un ajuste específico, a menudo desconocido o ignorado por la mayoría, que permite a las grandes tecnológicas almacenar fragmentos de nuestras conversaciones, incluso aquellas que creemos privadas y que no iban dirigidas explícitamente al asistente. Poner coto a esta práctica es más sencillo de lo que parece y esencial para recuperar una parcela de control sobre nuestra intimidad digital.
2LA ‘ACTIVIDAD DE VOZ Y AUDIO’: EL ARCHIVO SECRETO DE TUS CONVERSACIONES

Dentro del laberinto de opciones de configuración de una cuenta de Google, existe un apartado denominado ‘Actividad de Voz y Audio’. Oficialmente, su propósito es mejorar la capacidad del Asistente de Google para reconocer nuestra voz y entender nuestras órdenes con mayor precisión, aprendiendo de nuestras interacciones pasadas. Para ello, almacena grabaciones de audio cada vez que interactuamos con el asistente mediante comandos de voz, creando un historial detallado de nuestras peticiones y la forma en que las formulamos.
Lo preocupante es que este historial no solo incluye las órdenes directas que damos al asistente. Como se mencionaba, también puede contener fragmentos de audio capturados justo antes de la activación o incluso grabaciones iniciadas por error, lo que convierte esta función en un repositorio potencialmente sensible de información personal. Aunque Google afirma utilizar estos datos para mejorar sus servicios y personalizar la experiencia del usuario, la mera existencia de este archivo de voz plantea serias dudas sobre la privacidad y el control que realmente tenemos sobre nuestros propios datos.