Parece que personalizar el coche es casi una religión para algunos conductores, buscando ese toque distintivo que lo haga único. Sin embargo, no todas las modificaciones son bienvenidas ni seguras, y la DGT pone especial atención en aquellas que comprometen la seguridad vial de manera flagrante. Ciertas ‘mejoras’ estéticas pueden convertirse en un auténtico quebradero de cabeza, tanto para el bolsillo como para la integridad física, transformando un simple vehículo en un potencial peligro rodante si no se respetan las normas establecidas por las autoridades competentes en materia de tráfico y seguridad vial, algo que a menudo se olvida en el afán por destacar.
Hablamos de una práctica que, aunque pueda parecer inofensiva o meramente estética, esconde riesgos considerables y acarrea sanciones económicas muy severas si no se ajusta a la legalidad vigente. La tentación de oscurecer los cristales más allá de lo permitido puede salir muy cara, no solo por la multa que puede imponer Tráfico, sino por las consecuencias fatales que puede tener una visibilidad reducida al volante en determinadas circunstancias. Es una trampa en la que es fácil caer por desconocimiento o por simple imprudencia, ignorando que las normativas existen precisamente para protegernos a todos en la carretera y evitar situaciones de riesgo innecesarias que pueden terminar en tragedia.
5ALTERNATIVAS LEGALES Y SENTIDO COMÚN: CÓMO PROTEGERSE DEL SOL SIN JUGARSE LA VIDA (NI LA CARTERA)

Afortunadamente para los conductores preocupados por el exceso de sol o la privacidad, existen alternativas completamente legales, seguras y eficaces para quienes buscan protegerse de la radiación solar o aumentar la discreción en el interior del vehículo sin necesidad de infringir la normativa vigente ni poner en riesgo la seguridad de nadie. Optar por la instalación de láminas solares debidamente homologadas para el mercado español, llevada a cabo por profesionales cualificados y exclusivamente en las ventanillas traseras (detrás del pilar B) y la luneta posterior, es la única vía correcta, responsable y permitida por la ley de tráfico. Es absolutamente fundamental exigir siempre al taller instalador el certificado de homologación correspondiente y verificar de forma visual que el sello o marca de homologación pertinente quede visible y grabado de forma permanente en cada uno de los cristales tratados con la lámina.
En última instancia, y como en tantos otros aspectos relacionados con la conducción, todo se reduce a una cuestión de prioridades bien entendidas y de aplicar el más elemental sentido común al volante, ámbito donde la seguridad debe prevalecer de forma incuestionable y sistemática sobre cualquier consideración estética, moda pasajera o capricho personal. Cumplir escrupulosamente con las regulaciones establecidas por las autoridades competentes, incluyendo las directrices específicas de la DGT sobre modificaciones que afectan directamente a la visibilidad del conductor, no es solo una mera obligación legal impuesta, sino un acto de profunda responsabilidad cívica hacia uno mismo, hacia los pasajeros que transportamos y hacia el resto de los usuarios con los que compartimos el espacio público de la vía. Evitar atajos peligrosos e ilegales es, sin duda alguna, la mejor y más rentable inversión en tranquilidad personal y seguridad colectiva.