miércoles, 30 abril 2025

Este despiste con la ITV caducada puede salirte por un ojo de la cara

Hay olvidos cotidianos que apenas tienen trascendencia, como dejarse las llaves o no comprar el pan, pero existen otros despistes que pueden convertirse en un verdadero quebradero de cabeza y afectar seriamente a nuestro bolsillo. Pocas cosas ilustran mejor esta situación que circular con el coche sin haber pasado la Inspección Técnica de Vehículos, un detalle que puede parecer menor, pero cuyas consecuencias económicas van mucho más allá de la simple multa administrativa si tenemos la mala suerte de sufrir un accidente. La tranquilidad de saber que nuestro seguro responderá puede desvanecerse en un instante si descubrimos que la falta de la pegatina actualizada invalida ciertas coberturas esenciales, transformando un percance vial en una posible ruina financiera.

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La rutina diaria, las prisas y la sensación de que «a mí no me va a pasar» a menudo nos llevan a posponer tareas como la de llevar el coche a la estación de inspección. Sin embargo, subestimar la importancia de tener la ITV al día es un error de cálculo peligroso, especialmente cuando entran en juego las aseguradoras. Estas compañías, ante un siniestro, revisan con lupa toda la documentación y el estado del vehículo, y la ausencia de una inspección favorable puede ser el argumento perfecto para desentenderse de los costes derivados del accidente, dejándonos en una posición de absoluta vulnerabilidad económica y legal frente a los daños propios y ajenos.

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EL GOLPE AL BOLSILLO: MÁS ALLÁ DE LA MULTA

Fuente Freepik

Las consecuencias económicas de un accidente sin la ITV al día pueden ser devastadoras, eclipsando por completo el importe de la multa por circular sin ella. Si la aseguradora se niega a cubrir los daños propios, el propietario tendrá que asumir íntegramente el coste de la reparación de su vehículo, una suma que puede ascender fácilmente a miles de euros, dependiendo de la gravedad del impacto. En muchos casos, especialmente si el coche ya tiene cierta antigüedad, el coste de la reparación puede superar el valor venal del propio vehículo, dejándolo prácticamente siniestro total a efectos económicos y sin compensación alguna por parte del seguro.

Pero el verdadero agujero financiero puede venir por el lado de los daños a terceros. Aunque la cobertura de Responsabilidad Civil Obligatoria suele estar más protegida legalmente para garantizar la indemnización a las víctimas, la aseguradora, tras hacerse cargo inicialmente de los costes frente a los perjudicados (para cumplir con la ley), podría ejercer su derecho de repetición contra el conductor o propietario del vehículo sin ITV. Esto significa que la compañía reclamará al asegurado el reembolso de todas las indemnizaciones pagadas a terceros, tanto por daños materiales como por posibles lesiones, una cifra que puede alcanzar cantidades astronómicas y comprometer seriamente el patrimonio personal del responsable. La falta de la ITV se convierte así en una espada de Damocles financiera.


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