miércoles, 30 abril 2025

No es grasa ni kilos de más: este ingrediente te está hinchando por dentro

Esa sensación persistente de hinchazón, esa pesadez abdominal que no parece corresponderse con lo que marca la báscula ni con los esfuerzos por mantener una dieta equilibrada, es una queja cada vez más común en la consulta del médico y en las conversaciones cotidianas. Muchos lo achacan directamente al exceso de grasa corporal o a esos kilos de más que se resisten a desaparecer, sin embargo, la causa podría ser mucho más sigilosa y encontrarse oculta en ingredientes que consumimos a diario, a menudo sin ser conscientes de su impacto real en nuestro organismo. Es hora de mirar más allá del espejo y adentrarnos en las complejidades de nuestra cesta de la compra y nuestra despensa.

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La realidad es que ciertos componentes habituales en la alimentación moderna, lejos de contribuir directamente al aumento de peso visible, están generando una inflamación interna, un estado de irritación silenciosa que se manifiesta externamente con síntomas como la hinchazón, el malestar digestivo e incluso una sensación general de fatiga o falta de energía. El foco de atención se desvía así de la cantidad para centrarse en la calidad de lo que ingerimos, señalando directamente a unos sospechosos habituales presentes en multitud de productos procesados y en muchas cocinas: los aceites vegetales refinados, como los de girasol o maíz, cuyo impacto va mucho más allá de las calorías que aportan.

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LA INFLAMACIÓN OCULTA: MÁS ALLÁ DE LA BÁSCULA

Fuente Freepik

La inflamación es una respuesta natural y necesaria del sistema inmunitario ante una agresión, como una infección o una lesión, pero cuando se cronifica debido a factores como una dieta inadecuada, se convierte en un problema serio para la salud general. Los aceites vegetales refinados, particularmente ricos en ácidos grasos omega-6 y pobres en omega-3, contribuyen significativamente a desequilibrar la proporción entre estos dos tipos de grasas esenciales, un desequilibrio que favorece la producción de moléculas proinflamatorias en el organismo. Este estado inflamatorio mantenido en el tiempo no siempre se traduce en un aumento de peso visible o en un incremento de la grasa corporal evidente.

De hecho, muchas personas con un peso considerado normal o incluso bajo pueden experimentar síntomas de inflamación interna derivados del consumo excesivo de estos aceites. La hinchazón abdominal persistente, los gases, la digestión pesada, e incluso problemas cutáneos o dolores articulares pueden ser manifestaciones de esta inflamación silenciosa. Es crucial entender que el bienestar interno no siempre se refleja fielmente en la cifra que marca la báscula, y que prestar atención a la calidad de las grasas que consumimos es fundamental para controlar esta respuesta inflamatoria y mejorar nuestra salud digestiva y general, independientemente de si buscamos perder peso o no.


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