La fulgurante sucesión de marcas financieras exhibida por Iberdrola en los últimos tiempos es el resultado, según el análisis de eToro, de su «eficacia operativa y capacidad para hacer frente a desafíos económicos globales». La acción, sin embargo, «ya ha reflejado gran parte de este optimismo», por lo que la compañía no está a salvo de «los riesgos a corto plazo relacionados con la valoración y las políticas fiscales».
El martes 22 de octubre, Iberdrola presentó los resultados correspondientes a los nueve primeros meses del año, que reflejaban un beneficio neto de 5.470,7 millones de euros. Esta cifra representa un incremento del 50,4% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, impulsado por las plusvalías millonarias registradas con la venta de activos en México, informó la compañía.
El resultado bruto de explotación (Ebitda) de la energética aumentó un 23% en estos nueve primeros meses, hasta los 13.269 millones de euros. La energética reportó que el avance se sostiene en un incremento del 25% en las inversiones orgánicas de redes en los últimos nueve meses -con la base de activos de redes eléctricas alcanzando ya los 47.600 millones, así como una producción renovable en máximos históricos gracias a las nuevas inversiones y los resultados provenientes de rotación de activos.
IBERDROLA SE ARMA DE LIQUIDEZ
El Ebitda recurrente alcanza los 11.551 millones de euros, un incremento del 11%, lo que demuestra, según eToro, «un crecimiento constante del negocio principal de la compañía». La plataforma considera que Iberdrola «se ha consolidado como líder en la transición energética global, especialmente a través de su expansión en energías renovables y sus inversiones estratégicas en infraestructuras de red». Las «sólidas» cifras de beneficio neto y resultado bruto evidencian «los frutos de su estrategia a largo plazo».
De igual modo, el análisis destaca el flujo de caja reportado -13.821 millones de euros, un aumento del 69%- atribuido principalmente a su estrategia de diversificación de activos, lo que «ha fortalecido su liquidez».
Concretamente, en el apartado de liquidez los balances de Iberdrola reflejan un total de 22.100 ‘kilos’, lo que deja a la empresa «bien posicionada para cumplir con sus obligaciones financieras durante los próximos 20 meses, ofreciendo un colchón sólido frente a posibles desafíos económicos».
OJO AL ‘IMPUESTAZO’
Los favorables balances han animado a Iberdrola a volver a mejorar sus previsiones para un 2024 en el que apunta a unas nuevas ganancias y récords en el dividendo. El grupo presidido por Ignacio Sánchez Galán, que anunció que celebrará su próximo Capital Markets Day en otoño de 2025, potenció sus expectativas para 2024, fijando la previsión de beneficio para el conjunto del ejercicio en los 5.500 millones de euros, un 14% más respecto al año anterior. Los nuevos marcos tarifarios de las redes, el incremento de la capacidad instalada y el aumento de los contratos a largo plazo han sido determinantes en este movimiento corporativo.
Además, ha elevado su dividendo a cuenta un 14%, hasta los 0,23 euros por acción, tras alcanzar este año ya el suelo de dividendo para 2025, fijado en 0,55 euros -este año ha distribuido 0,558 euros por título-.
«Aunque Iberdrola ha mostrado resiliencia, el impacto total del impuesto extraordinario a las energéticas aún está por verse»
eToro
El informe de eToro destaca que sus acciones cotizan en niveles récord, «reflejando el éxito operativo de la compañía y la confianza de los inversores».
No obstante, la plataforma de inversión no las tiene todas en el ámbito fiscal: «Ojo al impacto del impuesto a las energéticas, que es un factor crítico que puede afectar la rentabilidad futura de la compañía» -advierte- «Aunque Iberdrola ha mostrado resiliencia, el impacto total de este impuesto aún está por verse.
«Aunque Iberdrola sigue siendo una opción atractiva a largo plazo, los riesgos a corto plazo relacionados con la valoración y las políticas fiscales no deben ser ignorados» -concluye el documento- «Los inversores deben ser cautelosos sobre el posible impacto del impuesto a las energéticas en la rentabilidad futura».