Aunque pueda parecer un tema trillado —la última normativa, el Reglamento General de Protección de Datos, entró en vigor en 2018—, todavía en el último trimestre de 2024 muchísimas empresas no han asumido su responsabilidad respecto al tratamiento de datos personales de trabajadores, socios y clientes.
De hecho, en muchísimas de las compañías nacionales no se ha dado ningún paso en ese sentido y ni siquiera se ha determinado quién debe actuar como delegado protección de datos, una figura obligatoria por ley y que debe velar por el cumplimiento de la norma.
En ese sentido, los especialistas en LOPD consideran que hay muchísimo camino por delante y que los empresarios y emprendedores que todavía no se han concienciado con ello deberían ponerse manos a la obra.
La protección de datos: una necesidad en el contexto actual
En un momento en el que muchas transacciones, comunicaciones se hacen por la red y parte de la gestión empresarial se lleva a cabo de manera digital, la protección de los datos personales de los usuarios es especialmente importante.
Números, DNI, correos electrónicos, teléfonos e incluso datos más privados como el historial médico deben estar debidamente protegidos. Para ello, tanto el Reglamento General de Protección de Datos como la LOPD establecen una serie de pautas que se deben establecer en cualquier empresa.
Para hacerlo, la mayor parte de los empresarios que sí han dado el paso y actúan conforme a la ley han confiado en la ayuda de una Empresa de protección de datos.
Estos profesionales, especialistas en la materia, realizan completas auditorías sobre los protocolos de trabajo de sus clientes y generan protocolos seguros para la protección de los datos.
Además de identificar los errores y proponer soluciones, pueden acompañar a los empresarios en el proceso de adaptación e incluso actuar como delegados de protección de datos de las empresas si así se decide; una opción muy relevante para quienes desean que todo esté en orden desde la implantación de las medidas.
Otros protocolos obligatorios
Más allá de la adaptación a la normativa de protección de datos, los especialistas que ayudan a los empresarios también son una pieza clave para generar otros protocolos obligatorios para cierto tipo de compañías.
Hablamos, por ejemplo, del desarrollo de planes de igualdad. Según la norma actual, las empresas deben garantizar los derechos de la mujer y, sobre todo, ofrecer herramientas y espacios de seguridad para que no se den situaciones de discriminación por raciones de sexo.
Estos planes de igualdad también deben adaptarse conforme a una serie de mínimos establecidos en la Ley Orgánica 3/2007 y el Real Decreto Ley 6/2019. Por ello, no se puede hacer a la ligera, sino aplicando un profundo conocimiento de estos dos textos legales.
Otros ejemplos están relacionados con la elaboración de sistemas de defensa ante situaciones de acoso laboral o sexual. Un escenario en el que además se pueden aplicar procesos de formación no solo con el objetivo de hacer más segura la empresa, sino con el de ayudar a los trabajadores y directivos a ser mejores ciudadanos de cara a la sociedad.