En el marco del Día Mundial de la Investigación, que se celebra este martes 24 de septiembre, se pone en relieve el papel fundamental de la investigación clínica en la lucha contra el cáncer. Los ensayos clínicos, basados en la innovación científica, son esenciales para el desarrollo de nuevos tratamientos y la mejora de las terapias existentes, permitiendo avances significativos en la supervivencia y calidad de vida de los pacientes oncológicos.
«Gracias a los avances de la investigación clínica en áreas como la prevención y la detección precoz del cáncer sabemos que una intervención temprana puede marcar la diferencia en la supervivencia, y los esfuerzos por identificar biomarcadores que permitan un diagnóstico precoz y preciso siguen siendo una prioridad global», asegura el Dr. Juan Pablo Fusco, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Luz.
Otra de las áreas de investigación que ha evolucionado de forma considerable es el desarrollo farmacológico, que permite tratamientos con menos efectos adversos, y que mejoran las tasas de éxito de los tratamientos contra el cáncer.
En el ámbito oncológico, los progresos en los tratamientos sistémicos han sido posibles gracias a una comprensión cada vez más profunda de la biología del cáncer, ofreciendo esperanza a millones de personas en todo el mundo. «El desarrollo de fármacos dirigidos a dianas específicas ha abierto la puerta a una atención médica más personalizada», subraya el oncólogo del Hospital Universitario La Luz.
A pesar de estos importantes avances, el reto persiste. Por ello, el Dr. Fusco destaca la participación de los pacientes en ensayos clínicos al afirmar que es un factor decisivo para avanzar en el conocimiento sobre la enfermedad.
Pero, además, resalta el doctor, es necesario seguir fortaleciendo la investigación traslacional: «Es el puente que transforma los descubrimientos de laboratorio en aplicaciones clínicas, asegurando que los pacientes puedan beneficiarse rápidamente de los avances científicos».
Recientemente, en el Congreso Europeo de Oncología celebrado en Barcelona, se destacó el aumento preocupante de casos de cáncer en personas jóvenes, entre 29 y 49 años. Investigadores sugieren que esto podría estar relacionado con cambios en la dieta, estilo de vida, obesidad y exposiciones ambientales desde mediados del siglo XX. Según el Dr. Juan Pablo Fusco, aunque la detección temprana influye en parte, la exposición a factores de riesgo en las primeras etapas de la vida parece ser clave en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Esta tendencia podría ser una manifestación de un aumento en las enfermedades crónicas en las nuevas generaciones. Para abordar este fenómeno, reconoce el especialista, se proponen estudios de cohortes prospectivos que utilicen datos clínicos y muestras biológicas recogidas en etapas tempranas, con el fin de investigar el impacto de los factores iniciales de la vida en el riesgo futuro de enfermedades, incluido el cáncer.
Este incremento en la incidencia de cáncer en pacientes jóvenes representa un serio problema de salud pública global», concluye.