Los dispositivos tecnológicos complementarios como los anillos, las pulseras y los relojes inteligentes, cada vez cuentan con más popularidad en medio de los clientes interesados en contar con un wearable para llevar consigo una especie de «miniteléfono» más a la mano, y también en aquellos que desean acceder a un monitoreo constante de su salud, la actividad física que realizan diariamente, etc. Sin embargo, un reciente estudio demuestra que algunos de estos aparatos no estarían cumpliendo con algunas de sus tareas principales.

Se supone que dispositivos como los relojes inteligentes deben ser útiles para llevar un control fiable acerca de aspectos como la calidad del sueño, la cantidad de pasos que se dan cada día y las calorías que se queman, no obstante, todo parece indicar que los smartwatches no estarían cumpliendo con lo que prometen, lo cual ha dado lugar a que muchos usuarios prefieran inclinarse por opciones diferentes y más novedosas que ofrecen prácticamente lo mismo en este sentido.
1Los relojes inteligentes no nos dicen la verdad

Recientemente Alison Keogh, Rob Argent, Máximo Balduino, Calibhe Doherty y Brian Caulfield, todos expertos en medicina deportiva, han revelado un estudio de su autoría en el que han concluido que los relojes inteligentes no suelen tener mucha precisión cuando de medir las calorías quemadas, la calidad del sueño o la frecuencia cardíaca se trata.
Y es que cuando los investigadores hablan de una precisión no tan alta, realmente se refieren a porcentajes preocupantes, ya que en el caso del cálculo de las calorías que se consumen a diario, los smartwatches cuentan con un promedio de inexactitud de entre el 15 y el 21 %, porcentajes que no brindan garantía alguna a la hora de basarse en estas métricas para perder peso, por ejemplo.
Por otro lado, en lo referido a la medición del nivel de oxígeno en sangre, los relojes inteligentes arrojan un 3 % de imprecisión con respecto a los datos que suministran; mismo nivel de desacierto que aplica para la información relacionada con la frecuencia cardíaca; porcentajes significativos, pero no tan preocupantes como los anteriores.