La transición política en México, con la inminente llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia en octubre de 2024, marca un punto de inflexión crucial para la economía del país. Como sucesora de Andrés Manuel López Obrador y candidata del partido gobernante Morena, Sheinbaum hereda un panorama económico complejo, caracterizado por desafíos fiscales significativos y expectativas de continuidad en las políticas macroeconómicas. Este cambio de liderazgo ocurre en un momento en que México enfrenta presiones para consolidar sus finanzas públicas y mantener su calificación crediticia.
Según un reciente informe de Fitch Ratings, la calificación ‘BBB-‘ con perspectiva estable de México se encuentra en un punto crítico. Las estrategias fiscales y los cambios propuestos al marco de gobernanza serán determinantes para el futuro económico del país. La victoria contundente de Sheinbaum en las elecciones presidenciales de junio sugiere una continuidad en las políticas económicas, pero también plantea interrogantes sobre cómo se abordarán los desafíos fiscales heredados y las reformas necesarias para impulsar el crecimiento económico en los próximos años.
El desafío fiscal y la consolidación de la deuda
El panorama fiscal de México presenta un reto significativo para la administración entrante. El déficit fiscal se ha ampliado considerablemente este año, convirtiendo la consolidación fiscal en una prioridad urgente. Sheinbaum ha expresado su intención de reducir el déficit para estabilizar la trayectoria de la deuda en relación con el PIB en los próximos años. Sin embargo, la voluntad política para implementar reformas que aumenten los ingresos aún no está clara, lo que genera incertidumbre sobre cómo se logrará este objetivo.
Los analistas de Fitch Ratings señalan que los ahorros fiscales provenientes de partidas transitorias de gasto serán insuficientes para revertir el déficit a niveles históricos. Esto implica que se necesitarán medidas más estructurales y posiblemente impopulares para lograr una consolidación fiscal significativa. El presupuesto de 2025, que se presentará a mediados de noviembre, será un indicador clave de las metas fiscales de la nueva administración y su enfoque para abordar estos desafíos.
La trayectoria de la deuda es otro punto de preocupación. Las proyecciones de Fitch anticipan un aumento gradual de la relación deuda/PIB por encima del 51%, lo que, aunque se mantiene por debajo de la mediana de países con calificación ‘BBB’, representa un incremento significativo. Este aumento se atribuye a mayores déficits primarios, altos costos de endeudamiento y un crecimiento moderado del PIB, que se espera promedie el 2% entre 2024 y 2026.
Pemex y su impacto en las finanzas públicas
Un factor crucial en el panorama fiscal de México es la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Fitch Ratings considera que Pemex representa una carga fiscal significativa para el gobierno. La administración de Sheinbaum, según se anticipa, mantendrá el compromiso de apoyar financieramente a la empresa estatal, aunque sin garantizar su deuda. Esta decisión tendrá implicaciones importantes para las finanzas públicas y la capacidad del gobierno para alcanzar sus objetivos de consolidación fiscal.
El apoyo continuo a Pemex plantea un dilema para la nueva administración. Por un lado, la empresa es un activo estratégico y una fuente importante de ingresos para el gobierno. Por otro, su situación financiera y operativa requiere de inversiones sustanciales y reformas estructurales que podrían entrar en conflicto con otros objetivos fiscales. La forma en que Sheinbaum maneje este equilibrio será crucial para la salud financiera del país a largo plazo.
Además, el papel de Pemex en la transición energética global añade otra capa de complejidad. La presión internacional para reducir la dependencia de los combustibles fósiles podría afectar las perspectivas a largo plazo de la empresa, lo que a su vez impactaría en las finanzas públicas de México. La nueva administración deberá considerar cuidadosamente cómo posicionar a Pemex en este contexto cambiante.
Perspectivas económicas y factores externos
El panorama económico de México no solo está determinado por factores internos, sino también por importantes dinámicas externas. Las próximas elecciones en Estados Unidos se perfilan como una fuente significativa de incertidumbre económica para México. La relación comercial entre ambos países es fundamental para la economía mexicana, y cualquier cambio en las políticas comerciales o migratorias de Estados Unidos podría tener repercusiones importantes.
Por otro lado, la tendencia global hacia la deslocalización de las cadenas de suministro presenta una oportunidad potencial para México. Este fenómeno, impulsado por tensiones geopolíticas y la búsqueda de mayor resiliencia en las cadenas de suministro, podría mejorar significativamente las perspectivas de crecimiento a mediano plazo para el país. La capacidad de México para aprovechar esta oportunidad dependerá en gran medida de las políticas implementadas por la nueva administración para atraer inversiones y mejorar la competitividad del país.
El crecimiento moderado del PIB proyectado para los próximos años plantea desafíos adicionales. Con un promedio esperado del 2% entre 2024 y 2026, la economía mexicana necesitará impulsos significativos para acelerar su expansión. Esto requerirá de políticas que fomenten la inversión privada, mejoren la productividad y aborden los cuellos de botella estructurales que han limitado el crecimiento en el pasado.
En conclusión, la administración de Claudia Sheinbaum se enfrenta a un panorama económico complejo, con desafíos fiscales significativos y oportunidades potenciales derivadas de cambios en el entorno global. La forma en que se aborden estos retos y se aprovechen las oportunidades será fundamental para determinar la trayectoria económica de México en los próximos años y su posición en la economía global.