domingo, 6 julio 2025

UAGA-COAG denuncia irregularidades y violación de la ley en el mercado de la fruta

La industria frutícola aragonesa se encuentra en una encrucijada. En las últimas semanas, la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG) ha levantado la voz de alarma ante prácticas comerciales que califican como «deshonestas» en la venta de variedades tempranas de fruta de hueso. Esta situación ha generado una ola de preocupación entre los productores locales, quienes ven cómo sus esfuerzos se ven menoscabados por liquidaciones que no alcanzan a cubrir los costes de producción.

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El panorama se complica aún más con la falta de transparencia en la información sobre el desarrollo de la campaña y la disparidad de precios entre las distintas zonas productoras. Este escenario ha sembrado el desconcierto y un profundo malestar en la comunidad de fruticultores, quienes se enfrentan a un mercado cada vez más incierto y competitivo. La situación actual no solo pone en jaque la rentabilidad de las explotaciones, sino que también amenaza la sostenibilidad a largo plazo de un sector crucial para la economía agraria de Aragón.

El desafío de los precios justos en la fruticultura

La UAGA-COAG ha manifestado su profunda preocupación ante la inexplicable caída de los precios en el mercado de la fruta de hueso. Según la organización, no existen razones estructurales que justifiquen unos precios tan bajos, especialmente considerando que las mermas detectadas en las partidas de fruta entregadas por los agricultores se mantienen dentro de los márgenes habituales. Esta situación plantea serias dudas sobre la equidad en la cadena de valor del sector frutícola.

El consumo de fruta, aunque aparentemente estable, muestra tendencias preocupantes a largo plazo. Datos recientes del Ministerio de Agricultura revelan que el consumo de fruta en España ha experimentado una caída significativa en la última década. Actualmente, cada ciudadano ingiere una media de 78,6 kilos de frutas al año, lo que representa una disminución del 24,8% respecto a hace diez años. Esta tendencia a la baja en el consumo añade presión adicional a un sector ya de por sí tensionado.

Los costes de producción son un factor crítico en la ecuación económica de los fruticultores. Se estima que a un agricultor le cuesta una media de 0,44 euros producir un kilo de melocotón o nectarina, cifra que se eleva a 0,52 euros si se incluye la mano de obra del propio agricultor. Para que el productor pueda obtener un margen justo, el precio de salida de la fruta en la central debería ser de al menos 1,08 euros por kilo, según estudios recientes realizados por instituciones catalanas de investigación agraria.

Incremento de costes y márgenes decrecientes

El sector frutícola se enfrenta a un escenario de costes en constante aumento. Un estudio elaborado por el Departament de Alimentació de la Generalitat de Catalunya, en colaboración con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias y la Universidad Politécnica, ha revelado un incremento significativo en los costes de producción. Concretamente, se ha observado un aumento del 17% en el coste de producción por hectárea y un 11% en los costes por kilo, comparando la media del período 2018-2022 con las estimaciones para el año 2024.

Estos datos son fundamentales para establecer una base de referencia en cuanto a los costes aproximados que deben afrontar los productores. Sin embargo, es importante destacar que estos costes pueden variar significativamente dependiendo de las características específicas de cada explotación y las particularidades de cada campaña. La complejidad del sector agrícola hace que sea crucial considerar estos factores al evaluar la viabilidad económica de las explotaciones frutícolas.

La disparidad entre los costes de producción y los precios de venta es alarmante. La UAGA-COAG ha denunciado casos en los que las variedades tempranas de fruta de hueso se están liquidando a precios tan bajos como 0,40 euros por kilo. Esta situación es particularmente preocupante cuando se contrasta con los precios de venta al consumidor, que pueden alcanzar los 3,50 euros por kilo en el mercado. Esta brecha tan pronunciada entre el precio pagado al productor y el precio final de venta plantea serias cuestiones sobre la equidad en la distribución de los beneficios a lo largo de la cadena de suministro.

Hacia un futuro sostenible para la fruticultura aragonesa

La situación actual del sector frutícola en Aragón exige una reflexión profunda y acciones concretas por parte de todos los actores involucrados. Es fundamental establecer mecanismos que garanticen una mayor transparencia en la formación de precios y en la distribución de los márgenes a lo largo de la cadena de valor. La implementación efectiva de la Ley de la Cadena Alimentaria podría ser un paso crucial en esta dirección, asegurando que los productores reciban una remuneración justa por su trabajo.

El fomento de la innovación y la diversificación puede ser otra vía para fortalecer la posición de los fruticultores aragoneses. La inversión en nuevas variedades más resistentes a las condiciones climáticas cambiantes o con mayor demanda en el mercado podría abrir nuevas oportunidades de negocio. Asimismo, la exploración de mercados de exportación y la promoción del consumo local de frutas de temporada podrían contribuir a estabilizar los precios y mejorar la rentabilidad del sector.

La colaboración entre productores, a través de cooperativas o asociaciones, puede ser una herramienta poderosa para aumentar el poder de negociación frente a los grandes distribuidores. Estas estructuras colectivas pueden facilitar también la implementación de estrategias de marketing conjuntas y la inversión en tecnologías que mejoren la eficiencia en la producción y la comercialización. El futuro del sector frutícola aragonés dependerá en gran medida de la capacidad de sus actores para adaptarse a un entorno cambiante y construir un modelo de negocio más resiliente y sostenible a largo plazo.


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