En un entorno de creciente preocupación por las prácticas de las tarjetas revolving, la Tasa Anual Equivalente (TAE) media del sector ha experimentado una disminución significativa. Según los datos recopilados por Asufin, un organismo dedicado a la defensa de los derechos de los consumidores financieros, la TAE media de estas tarjetas ha descendido hasta el 20,10% en agosto, frente al 21,07% observado en diciembre de 2023.
Esta evolución parece ser una respuesta estratégica del sector ante la creciente presión ejercida por las autoridades y los consumidores. El Tribunal Supremo ha establecido un umbral de seis puntos porcentuales por encima de la media del mercado para considerar un tipo de interés como «usurario». Al situarse por debajo de este límite, las entidades financieras pueden estar buscando mitigar el riesgo de reclamaciones por parte de los clientes.
Estrategias de las Entidades Financieras
Las entidades financieras parecen estar adaptando sus estrategias de comercialización de las tarjetas revolving. Algunas ya no utilizan los pagos pequeños como reclamo principal, mientras que otras, como WiZink, destacan de manera equivalente la posibilidad de pago total de la tarjeta, en lugar de centrarse únicamente en el pago aplazado.
Estos ajustes reflejan la creciente preocupación del sector por las críticas y la presión ejercida por los consumidores y las autoridades. Al parecer, las entidades financieras están buscando formas de mitigar los problemas que estas tarjetas han generado para los consumidores financieros.
Contención en los Préstamos
Asufin también observa una contención en los préstamos, lo que se atribuye a la corrección a la baja de los tipos de interés que impactan en el precio de la financiación. Según los datos de la asociación, la TAE media de los préstamos a corto plazo (de 1 a 5 años) es del 10,78%, mientras que la de los préstamos a largo plazo (más de 5 años) es del 10,34%. Estas cifras son ligeramente inferiores a las registradas en el mes de abril, cuando se situaban en el 11,56% para el corto plazo y en el 10,96% para el largo plazo.
Esta tendencia a la baja en los tipos de interés de los préstamos puede interpretarse como una respuesta a las condiciones del mercado y a la búsqueda de mayor competitividad por parte de las entidades financieras. Sin embargo, es importante destacar que el sector sigue bajo escrutinio y presión por parte de los consumidores y las autoridades, lo que podría seguir impulsando cambios en sus estrategias y prácticas.