La mañana del viernes se ha visto marcada por una serie de demoras en los vuelos de los aeropuertos de Baleares, según ha informado Enaire, el gestor de navegación aérea en España. Estas demoras se han producido como consecuencia de las regulaciones del tráfico aéreo implementadas debido a las adversas condiciones meteorológicas que afectan a la región. La situación, aunque complicada, no ha alcanzado la severidad de las limitaciones adoptadas durante la tarde del jueves.
El escenario actual en Baleares presenta una combinación de factores que complican la operativa aérea. Por un lado, la región experimenta una alta intensidad de tráfico aéreo, típica de un destino turístico popular. Por otro lado, la presencia de una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha generado una climatología muy adversa. Esta convergencia de circunstancias ha resultado en una reducción significativa del espacio aéreo disponible para la navegación, obligando a las autoridades a implementar medidas de gestión de flujos y regulaciones en las maniobras de aterrizaje y despegue.
Medidas de seguridad y gestión del tráfico aéreo
Ante la complejidad de la situación, las autoridades aeronáuticas han adoptado una serie de medidas para garantizar la seguridad de las operaciones. Una de las medidas más drásticas que pueden llegar a decretar es el denominado ‘rate 0’, un protocolo que en la práctica implica la paralización temporal de la operativa aérea. El objetivo de esta medida es evitar la acumulación excesiva de aeronaves realizando esperas en el aire, lo que podría comprometer la seguridad de los vuelos.
Estas decisiones no se toman a la ligera, sino que son el resultado de una coordinación minuciosa entre Enaire, los aeropuertos afectados y el gestor de red de Eurocontrol. Para ello, se basan en los informes detallados proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que permiten tener una visión precisa de las condiciones climáticas y su evolución.
A pesar de las dificultades encontradas, Enaire ha informado que, tras dos jornadas especialmente complicadas, la situación en los aeropuertos de Ibiza, Mallorca y Menorca va recuperando gradualmente la normalidad. Este proceso de normalización es el resultado de una serie de medidas proactivas implementadas por las autoridades aeronáuticas.
Esfuerzos coordinados para minimizar el impacto
Para hacer frente a esta situación excepcional, Enaire ha puesto en marcha una serie de acciones destinadas a minimizar el impacto de las disrupciones en el tráfico aéreo. Una de las medidas más destacadas ha sido el refuerzo del número de controladores aéreos asignados a los turnos, lo que permite una gestión más eficiente del espacio aéreo en condiciones adversas.
Además, se han establecido reuniones periódicas ad hoc con la Aemet para disponer de las mejores previsiones meteorológicas posibles antes de la aplicación de las medidas de regulación de flujos. Esta coordinación estrecha entre los servicios meteorológicos y de control aéreo es fundamental para tomar decisiones informadas y adaptadas a la realidad cambiante de las condiciones atmosféricas.
Otro aspecto crucial ha sido la coordinación pre-táctica con los proveedores de servicios colaterales y con Eurocontrol. Este esfuerzo conjunto ha permitido acordar las mejores medidas a aplicar, con el objetivo de minimizar el efecto producido en demoras a las aerolíneas. La supervisión permanente de la evolución de la operación y la aplicación ajustada de las medidas de regulación de flujos han sido elementos clave en la gestión de esta crisis.
El secretario de Estado del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y presidente de Enaire, José Antonio Santano, ha sido enfático al subrayar que «la seguridad es la principal preocupación y el motor de todas las decisiones que se están tomando». Esta declaración refleja el compromiso inquebrantable con la seguridad aérea por parte de las autoridades españolas, incluso frente a las críticas de algunas aerolíneas que han cuestionado las medidas adoptadas.