La compañía Intel ha anunciado pérdidas por valor de 1.610 millones de dólares (1.474 millones de euros) durante el segundo trimestre del año, lo que se ha traducido en un fuerte desplome de sus acciones, que han caído más de un 25% en el Nasdaq neoyorkino.
Estas cifras contrastan con los beneficios de 1.481 millones de dólares (1.356 millones de euros) registrados en el mismo periodo del ejercicio anterior. Los ingresos netos de la compañía se situaron en 12.833 millones de dólares (11.748 millones de euros), un 0,9% más. Por segmentos de negocio, la división de computación avanzó un 9,3%, mientras que la de datos e inteligencia artificial (IA) retrocedió un 3,5%.
Ajustes y Reestructuración en Intel
Para hacer frente a esta situación, Intel ha anunciado un plan de ajuste que contempla la salida del 15% de su plantilla, es decir, aproximadamente 18.000 empleados. Además, la compañía suspenderá los pagos de dividendos a partir del cuarto trimestre de este año, la primera vez desde 1992, hasta que los niveles de ‘cash flow’ crezcan de «manera sostenida».
En el marco de este plan de ahorro, Intel también reducirá los costes en más de 10.000 millones de dólares (9.155 millones de euros) para 2025 a través de la consolidación de procesos, los menores gastos de capital y la disminución en los costes de venta.
Perspectivas y Transformación de Intel
El consejero delegado de Intel, Pat Gelsinger, ha indicado que «el entorno del segundo semestre es más desafiante de lo que esperábamos, y estamos aprovechando nuestro nuevo modelo operativo para tomar medidas decisivas que mejoren la eficiencia operativa y de capital, al tiempo que aceleramos nuestra transformación IDM 2.0».
Por su parte, el director financiero, David Zinsner, ha explicado que «los resultados del segundo trimestre se vieron afectados por los efectos negativos sobre el margen bruto del rápido lanzamiento de nuestro producto AI PC, unos gastos más elevados de lo habitual relacionados con negocios no estratégicos y el impacto de la capacidad infrautilizada».
Estas medidas de ajuste y reestructuración forman parte de la transformación IDM 2.0 que está llevando a cabo Intel, con el objetivo de mejorar su eficiencia operativa y financiera en un entorno de mayor competencia y desafíos en el mercado de procesadores.