sábado, 5 julio 2025

La OCDE señala el declive del poder de adquisición de los salarios que se registra en España

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado recientemente su informe ‘Perspectiva del Empleo 2024’, donde se analiza la situación salarial y laboral de sus países miembros. Este estudio arroja luz sobre la evolución de los salarios reales en diferentes naciones, destacando tanto tendencias positivas como áreas de preocupación. En el caso de España, el informe revela una situación compleja, donde a pesar de mejoras en ciertos aspectos, aún persisten desafíos significativos en materia salarial.

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El contexto actual, caracterizado por una desaceleración de la inflación y mercados laborales generalmente sólidos, ha permitido que en la mayoría de los países de la OCDE se observe un incremento de los salarios reales. Sin embargo, España se encuentra en una posición menos favorable, siendo uno de los miembros donde los salarios han experimentado una mayor disminución desde el inicio de la pandemia. Esta situación plantea interrogantes sobre la recuperación económica del país y su impacto en el bienestar de los trabajadores españoles.

La evolución de los salarios reales en España

La OCDE señala que, a pesar de que los salarios nominales en España han aumentado por encima de la inflación en 2023 y principios de 2024, los salarios reales, una vez descontada la inflación, seguían siendo un 2,5% inferiores en el primer trimestre de 2024 respecto al cuarto trimestre de 2019. Esta cifra contrasta significativamente con la situación en otros países miembros de la organización, donde casi la mitad han logrado recuperar o incluso superar los niveles salariales reales anteriores a la crisis.

Un factor clave que explica esta divergencia es la inflación más elevada que enfrenta España en comparación con la zona euro. En mayo, la inflación interanual en España se situaba en el 3,8%, mientras que en la zona euro era del 2,6%. Esta diferencia representa un obstáculo considerable para el crecimiento de los salarios reales en el país, ya que erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores a un ritmo más acelerado que en otras economías de la región.

La situación salarial en España también se ve afectada por factores estructurales de la economía, como la composición del mercado laboral y la productividad. La alta temporalidad en el empleo y la concentración en sectores de menor valor añadido pueden contribuir a una evolución salarial menos favorable en comparación con otros países de la OCDE.

El impacto del salario mínimo en la economía española

En contraste con la tendencia general de los salarios, el salario mínimo en España ha mostrado una evolución más positiva. La OCDE destaca que el salario mínimo en el país ha crecido por encima de la inflación, con un aumento acumulado del 26% en términos nominales desde antes de la pandemia. Sin embargo, al ajustar por la inflación, este incremento se traduce en un aumento real del 6,5%, situándose ligeramente por debajo de la mediana de la OCDE.

Es importante contextualizar este aumento del salario mínimo dentro de la política laboral del gobierno español. El objetivo de alcanzar el 60% del salario medio, logrado en 2023, ha sido un factor determinante en estos incrementos. La OCDE anticipa que, habiendo alcanzado este hito, es probable que los futuros aumentos del salario mínimo sean más moderados.

Un aspecto positivo que señala la organización es que el aumento del salario mínimo en España no ha supuesto un desafío significativo para el crecimiento del empleo. De hecho, el mercado laboral español ha mostrado una solidez considerable durante todo el período de incrementos del salario mínimo. Esta observación es relevante, ya que contradice algunos temores expresados sobre el posible impacto negativo de las subidas del salario mínimo en la creación de empleo.

Perspectivas y desafíos para el futuro laboral en España

La situación descrita por la OCDE plantea una serie de desafíos y oportunidades para la economía española en el futuro próximo. Por un lado, la recuperación de los salarios reales se presenta como una prioridad para mejorar el bienestar de los trabajadores y estimular el consumo interno. Lograr este objetivo requerirá abordar los factores que mantienen la inflación en niveles superiores a la media europea.

El informe de la OCDE también sugiere la necesidad de políticas que fomenten la productividad y la creación de empleo de calidad. Esto podría incluir medidas para reducir la temporalidad en el mercado laboral y promover la formación y capacitación de los trabajadores en sectores de alto valor añadido.

En cuanto al salario mínimo, el desafío para los responsables políticos será encontrar un equilibrio entre mantener su poder adquisitivo y asegurar que no se convierta en un obstáculo para la creación de empleo. La moderación anticipada en futuros aumentos podría ser una estrategia prudente, especialmente si se complementa con otras políticas de apoyo a los trabajadores de bajos ingresos.

Por último, es crucial que España aborde la brecha salarial que se ha abierto respecto a otros países de la OCDE desde la pandemia. Cerrar esta brecha no solo es importante para la competitividad de la economía española, sino también para la cohesión social y la reducción de las desigualdades. Esto requerirá un enfoque integral que combine políticas económicas, laborales y educativas orientadas a mejorar la calidad del empleo y los ingresos de los trabajadores españoles.


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