En un movimiento estratégico, Volvo Cars ha comenzado a transferir la fabricación de sus vehículos eléctricos desde China a Bélgica. Esta decisión llega en un momento en que la Unión Europea se prepara para imponer aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en el país asiático. Este cambio en la cadena de suministro de Volvo refleja la creciente tensión comercial entre la UE y China, y las implicaciones que esto puede tener para los fabricantes de automóviles occidentales.
Además de trasladar la producción de los modelos EX30 y EX90 a Bélgica, Volvo también podría reubicar el ensamblaje de algunos de sus otros modelos al Reino Unido. Esta estrategia de diversificación geográfica tiene como objetivo mitigar el impacto potencial de los aranceles que la UE está considerando aplicar a las importaciones de bienes chinos. Como propiedad de Geely Holding Group, Volvo es vista como una de las marcas más expuestas a estas medidas comerciales.
La Respuesta de Volvo ante las Tensiones Comerciales
Volvo, en un comunicado, ha negado la información publicada por The Times y ha afirmado que «es prematuro especular sobre las implicaciones de las conclusiones de esta investigación o sobre posibles medidas». Sin embargo, la empresa ha reconocido que la decisión de fabricar también el EX30 en Gante, Bélgica, refleja su «ambición de producir nuestros coches donde los vendamos tanto como sea posible».
Según la compañía, la capacidad adicional en Bélgica ya había sido revelada anteriormente. Este movimiento estratégico de Volvo demuestra su intención de diversificar su cadena de suministro y reducir su dependencia de la producción en China, ante la posible implementación de aranceles por parte de la Unión Europea.
El Contexto de las Tensiones Comerciales entre la UE y China
Las fricciones comerciales entre la Unión Europea y China han desencadenado una avalancha de investigaciones «antidumping» contra Pekín, en medio de acusaciones de subsidios injustos. Se espera que la UE informe a los fabricantes de vehículos eléctricos en China esta semana si impondrá aranceles provisionales a partir del 4 de julio, lo que aumentaría los derechos de importación por encima del nivel actual del 10%.
China, por su parte, ha acusado a la UE de trabajar para «reprimir» a las empresas chinas y ha advertido que tomará medidas para salvaguardar sus intereses. El gobierno chino ha señalado que las acusaciones de competencia desleal son «completamente infundadas» y ha instado a la UE a abandonar el proteccionismo comercial y regresar al camino del diálogo y la cooperación.
En este contexto de tensiones comerciales, la decisión de Volvo de trasladar la fabricación de sus vehículos eléctricos a Bélgica es un reflejo de la necesidad de los fabricantes de automóviles occidentales de adaptarse a un entorno comercial cada vez más desafiante entre la Unión Europea y China.