Si eres un fanático de las experiencias adrenalínicas y de despertar viendo la naturaleza, te alegrará saber que existe un hotel en Perú en el que pasarás la noche en una cápsula colgada de una montaña, literalmente.
Este hotel, que está ubicado en una de las majestuosas montañas de Cusco, se hizo muy reconocido a nivel mundial por la increíble experiencia que ofrece, pues sus paredes de cristal y la altura en la que se encuentran las habitaciones, son dignas de convertirse en un recuerdo memorable y solo apto para los aventureros.
El Hotel Skylodge, en una montaña de Cusco
Tu aventura empezará desde el momento de acceder a tu habitación, pues los huéspedes tienen dos opciones para llegar a las cápsulas: la primera es la vía ferrata en la que tienes que cruzar un puente colgante, escalar 400 metros utilizando peldaños metálicos anclados en la roca y descender haciendo rappel. La segunda es el zipline donde se llega a través de una tirolesa que ofrece una vista espectacular del paisaje.
Una vez que te instales y te dispongas a pasar la noche, disfrutarás de impresionantes vistas panorámicas del valle salvaje y, por la noche, de la Vía Láctea. Y por si le tienes un poco de miedo a las alturas: no te preocupes, esta experiencia es completamente segura, puesto que las cápsulas están construidas de aluminio aeroespacial y policarbonato de alta resistencia y pueden soportar hasta 25 toneladas.
Las asombrosas habitaciones sobre las montañas
Estas increíbles cápsulas, que conforman a las habitaciones de este hotel en Perú, te ofrecerán vistas panorámicas dignas de una postal, y una experiencia inolvidable. Las suites son una creación de la compañía de aventuras Natura Vive, que desea que sus huéspedes abracen a su aventurero interno: una vez que estés listo para salir de tu suite, puedes viajar en una tirolina hasta el suelo.
El refugio colgante, situado en el Valle Sagrado de los Incas en Cuzco (Perú), presenta una estructura completamente transparente desde la que disfrutar de las magníficas vistas de la cuenca montañosa. El complejo está compuesto por tres módulos —Luna, Silves y Miranda—, cada una de las cuales cuenta con cuatro camas, un comedor y un baño privado. La capacidad del refugio es de hasta ocho huéspedes por noche, puesto que Luna es utilizado como módulo de servicios. Solo imagínate hospedarte en este lugar con la persona con quien más disfrutes pasar tiempo.
