La normativa es clara al respecto: el acceso a electricidad es un derecho adquirido por los clientes que debe ser respetado en cualquier circunstancia. Consumado el cierre de la empresa contratante, se abren dos vías para garantizar la continuidad del servicio, que explicaremos a continuación.
DE LOS CLIENTES DE HOLALUZ AL TRASPASO
En su artículo 4, el Real Decreto 16/2014, que establece la metodología de cálculo de los precios eléctricos voluntarios para el pequeño consumidor, dice que «los comercializadores de referencia deberán atender las solicitudes de suministro de energía eléctrica y formalizar los correspondientes contratos con [los consumidores] que como consecuencia del incumplimiento de los requisitos exigidos para el ejercicio de la actividad de comercialización de una empresa comercializadora, sean objeto de traspaso de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 47.2 de la Ley 24/2013, de 26 de diciembre».
MERCA2 se ha puesto en contacto con el secretario general y portavoz de FACUA, Rubén Sánchez, quien traduce al lenguaje profano esta disposición: «Los clientes de la compañía quebrada seguirían teniendo luz, ya que las empresas comercializadoras de electricidad, como Holaluz, no suministran, solo venden la energía; del suministro se ocupan las distribuidoras»,explica. «Cerrada la comercializadora contratante, asumiría la venta de la electricidad una de las entidades de referencia», dijo.
Estas comercializadoras de referencia son las compañías que operan en el mercado regulado ofreciendo las tarifas supervisadas por el Gobierno (PVPC y TUR). Serían, por tanto, las empresas designadas por la Administración para ‘acudir al rescate’ de los usuarios de la compañía caída.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) establece el catálogo de las comercializadoras de referencia en España, que se puede consultar en este link.
TRASVASE DE HOLALUZ A OTRA EMPRESA DEL MERCADO LIBRE
La segunda alternativa se activa cuando la compañía quebrada llega a un acuerdo con otra comercializadora del mercado libre para que se haga cargo de la cartera de consumidores ‘huérfanos’. Curiosamente, hace dos años la propia Holaluz incorporó mediante este procedimiento 23.000 clientes nuevos procedentes de Bulb Energy.
En este caso, «la empresa compradora tiene que aplicar a los clientes la tarifa contratada o una que mejore sus condiciones anteriores», afirma Sánchez. «Puesto que el usuario puede plantear que ya tiene un contrato que establece una tarifa concreta durante un año», dijo.
El de Holaluz es el último sueño roto de la revolución ‘verde’ de las comercializadoras eléctricas: una historia de grandes ambiciones marcada por un ascenso meteórico, al que siguió un desinflamiento que puede acabar en tragedia. En el mercado de la luz, como en el de los replicantes, las bombillas que brillan con el doble de intensidad duran la mitad del tiempo. El auditor tiene dudas de que Holaluz sea viable. La empresa corre peligro. La situación es complicadísima para la empresa, cuyo auditor, que es Ernst & Young (EY) tiene «dudas significativas» de la viabilidad de la compañía, es decir, de continuar con vida. En claro, puede desaparecer. Holaluz corre peligro. Ernst & Young (EY) lo deja muy claro al exponer que tiene «dudas significativas» sobre la viabilidad empresarial de Holaluz. La compañía, que está en el foco desde hace tiempo, presentó este viernes, fuera de plazo, el informe de auditoría. El auditor pone el foco en la «incertidumbre material» sobre la capacidad operativa del grupo. El problema viene por la financiación. La duda razonable es relativa a los préstamos que la comercializadora negocia con varios actores públicos y privados, como el Instituto Catalán de Finanzas (ICF). Con esta financiación, Holaluz espera aliviar su delicada situación financiera. «Las previsiones de tesorería para los próximos doce meses incluyen nuevas fuentes de financiación por un importe global de 20 millones de euros que actualmente están en fase de negociación y que (…) en el caso de no materializarse, los administradores de la sociedad dominante han aprobado presentar un pre-concurso de acreedores«, apunta el auditor. «Estas circunstancias indican la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del Grupo para continuar como empresa en funcionamiento», agrega EY. En lo referido a las cuentas del año pasado, Holaluz declara pérdidas superiores a los 26 millones de euros, lo que supone multiplicar por cinco los números rojos sobre 2022.