Mudarse es algo que genera mucho estrés, y esto es aún peor en las Mudanzas Barcelona o en aquellas que se hacen en las grandes ciudades, pues todo el proceso se complica.
Los nervios están a flor de piel, de modo que es fácil olvidarnos de proteger las pertenencias de una manera adecuada. Esto también se aplica a nuestra integridad física, puesto que para ir más rápido nos exponemos a riesgos innecesarios.
Un buen material de embalaje es fundamental
Siempre hay que tener en cuenta que una mudanza cuesta dinero. Es cierto que si la hacemos nosotros mismos nos saldrá más barata, pero habrá que gastar bastante en materiales de embalaje. Aquí entran las cajas, las bolsas de aire, el plástico de burbujas, el precinto, cantoneras para las esquinas, etc.
No hay que reparar en gastos, pues de un buen material dependerá que nuestras pertenencias lleguen intactas a su destino. Por ejemplo, conviene comprar cajas específicas para las mudanzas. De ese modo, vamos a poder escoger el tamaño y el grosor del cartón, el cual conviene que sea el más resistente que encontremos.
Las cajas no se llenan de cualquier manera
De poco sirve emplear materiales de embalaje de calidad si luego llenamos las cajas de cualquier manera. Por lo tanto, conviene separar los objetos frágiles de los que no lo son. Cuando pongamos enseres en las cajas, siempre depositamos en el fondo los pesados, dejando para la parte superior los más ligeros. A su vez, tendremos en cuenta qué hay dentro de las cajas y su peso antes de apilarlas.
Una buena idea es aprovechar cajas con ropa con el fin de meter en el medio objetos frágiles, que irán protegidos así contra los golpes, las vibraciones, etc.
Con las mantas para mudanza protegemos los objetos de gran tamaño
Además de cajas, también vamos a trasladar enseres de gran tamaño, como sillones, sofás, lavadoras, frigoríficos, etc. Estos no se pueden meter en cajas, por sus dimensiones, pero sí que es posible protegerlos con mantas de mudanza. Se trata de mantas de gran tamaño y con un tejido basto, que permiten envolver nuestras pertenencias.
De ese modo, están a salvo de golpes, arañazos, suciedad, etc. A su vez, nos servirán para cargar y descargar de una forma más sencilla y sin tanto esfuerzo.
Debemos proteger nuestra salud
En una mudanza no solo está en riesgo la integridad de nuestros enseres, sino también nuestra salud. Conviene contar con ayuda a la hora de sacar los bultos, cargarlos, introducirlos en la nueva vivienda, etc. Una lavadora pesa más de 60 kilos, así que no conviene que intentemos meterla en una furgoneta nosotros solos.
Con una carretilla de reparto, podemos ahorrarnos muchos esfuerzos y una faja lumbar no nos vendrá nada mal, ya que puede evitar que terminemos en urgencias por un ataque de lumbago. Unos buenos guantes de piel serán nuestros mejores aliados, en especial si no estamos acostumbrados a hacer trabajos pesados todos los días y no poseemos unas manos curtidas.
Por último, si vamos a conducir nosotros la furgoneta, conviene tener precaución con los tiempos de conducción, así como con la forma en la que circulamos al llevar bastante peso.