La descarbonización se ha convertido en el gran reto de este siglo. Sectores como el de la aviación, esenciales para la economía mundial, se enfrentan a una profunda transformación para poder alcanzar la neutralidad climática en 2050, un compromiso que lideró IAG, el grupo de aerolíneas al que pertenece Iberia. Volar se ha convertido en una necesidad en un mundo globalizado e interconectado como el actual, pero debemos hacerlo de manera más sostenible.
Iberia y la sostenibilidad
En el caso de Iberia, su apuesta por la sostenibilidad se basa en tres pilares: la renovación de la flota, mejorar la eficiencia de sus operaciones y el uso de SAF (combustibles sostenibles de aviación). En el caso de la flota, la aerolínea española está incorporando aeronaves de última generación (entre ellos, los A350-900 y los A320neo), que son entre un 15 y un 35% más eficientes que los aviones a los que sustituyen. Esta renovación, junto con la reducción del peso del avión, la digitalización y la eficiencia de las operaciones, provoca que Iberia haya conseguido reducir la huella de carbono un 9% en 2022 con respecto a 2019.
El combustible sostenible para aviación, más conocido como SAF por sus siglas en inglés, es un combustible alternativo a los fósiles que se ha posicionado como el instrumento más inmediato y realista para descarbonizar el sector aéreo. Puede ser orgánico (producido a partir de aceites vegetales, grasas animales, biomasa u otros residuos como los agrícolas) o sintético (generado a partir de captura de CO2 mediante el empleo de hidrógeno verde).
Reduce entre un 60 y un 100% las emisiones de CO2 del combustible tradicional, en términos de ciclo de vida (desde su producción hasta su consumo). Y sus beneficios no terminan ahí porque al ser una tecnología “drop in” no requieren ninguna transformación en el diseño de las aeronaves ni en la infraestructura del aeropuerto. De hecho, los aviones actuales ya están certificados para operar con hasta un 50% de SAF.
Una oportunidad para la España rural
La dificultad que plantea este tipo de combustible es que la producción es muy escasa en comparación con la demanda. Con las actuales infraestructuras apenas se puede cubrir un 1% de las necesidades del sector a nivel mundial por lo que es necesaria una producción a gran escala.
Esa falta de producción podría aprovecharse para poner en marcha una nueva industria que genere riqueza y puestos de trabajo en España. Según un estudio realizado por PwC, si se reparten por todo el país entre 30 y 40 plantas de producción, nuestro país sería capaz de descarbonizar la aviación española.
El impacto en el PIB de la construcción y puesta en funcionamiento de esas 32 plantas de producción sería de 56.000 millones de euros hasta 2050. Eso se traduce en 270.000 nuevos puestos de trabajo.
Dado que el potencial de producción es muy superior a la demanda local, con la instalación de más plantas se podrían exportar grandes volúmenes al mercado internacional.
“Nuestro país tiene todo lo necesario para producir SAF biológico, por nuestra riqueza en residuos forestales, agrícolas y ganaderos y SAF sintético, porque nos estamos posicionando como líderes de la producción de hidrógeno verde que, entre otras cosas, servirá para producir SAF”, según la directora de Sostenibilidad de Iberia, Teresa Parejo.
La España rural puede ser la gran beneficiada, ya que es ahí donde se ubican los residuos necesarios para producir el SAF biológico. Puede ser un modelo de economía circular y mejorar la cohesión territorial. Las regiones con mayor capacidad para producir SAF de origen orgánico son, por este orden: Andalucía, Castilla y León, Castilla La Mancha, Cataluña, Aragón y Extremadura.
Esfuerzo de actores públicos y privados
Ahora bien, esto requiere un esfuerzo de todos los actores implicados, públicos y privados, para movilizar los fondos que hacen falta para poner en marcha las plantas de producción. “La sostenibilidad no se puede hacer de manera individual o aislada. Esto es un trabajo de todos, pero no solamente en el ámbito privado. Dada la envergadura y ambición del proyecto son necesarias alianzas público-privadas, en particular, de las empresas productoras con el Gobierno y con las Administraciones locales y autonómicas”, apuntó la directora de Sostenibilidad de Iberia, Teresa Parejo.
Con las actuales infraestructuras solo se conseguiría cubrir menos de un 1% de la demanda global de dicho combustible, por lo que es esencial el desarrollo su producción a gran escala. Al respecto, la directora de Sostenibilidad de Iberia, Teresa Parejo señala que “lo interesante sería que las administraciones públicas, tanto nacionales como europeas, ayudaran con incentivos para que se acelerara la producción de los combustibles sostenibles”. Según Parejo, “en Estados Unidos han puesto en marcha una normativa que favorece la producción de SAF a precios competitivos, lo que hace que la elaboración se esté concentrando allí”.