El triple beneficio del voluntariado profesional

El talento de los empleados es la principal herramienta de cualquier empresa para su negocio, pero también puede serlo para causas sociales. La actividad de los voluntarios puede ser ajena a las responsabilidades profesionales habituales, hablamos entonces de voluntariado corporativo, donde la empresa facilita la participación en actividades solidarias. El voluntariado profesional permite además a los empleados aportar sus conocimientos y experiencia en proyectos de ayuda a diferentes colectivos.

Esto acaba influyendo muy positivamente no solo en los proyectos sociales que reciben la ayuda, sino también en los profesionales que se involucran en ellos. De hecho, una investigación de la Fundación Hazlo Posible demostró que el 81% de los empleados voluntarios consideran que las empresas que promueven y facilitan que sus profesionales participen en actividades de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) consiguen reforzar el sentimiento de pertenencia de su plantilla.

MENSAJEROS DE LA PAZ: 7.000€ DE AHORRO EN SU FACTURA ENERGÉTICA

Hay diversos ejemplos de cómo este tipo de acciones redundan tanto en los empleados como en los colectivos a los que ayudan. Uno de ellos es el de Mensajeros de la Paz, la ONG fundada por el Padre Ángel García en 1962 para ayudar a personas en riesgo de exclusión. En 2021, se planteó una meta general a través de una medida muy concreta: “Teníamos la necesidad de ahorrar energía, de sumarnos a la transición energética, y queríamos ahorrar en ese tipo de gastos para poder destinarlos a donde realmente hacen falta: los proyectos, las personas y el desarrollo de quienes más lo necesitan”, explica Paula Lemos, directora de desarrollo global.

Necesitaban un experto en eficiencia energética, y José Manuel de Pedre, delegado comercial de Repsol en La Coruña, fue el primer contacto de un equipo de empleados voluntarios de la compañía. “Lo primero fue empezar por su edificio más emblemático: la propia sede de Mensajeros de la Paz, como prueba piloto para después extenderlo al resto de los emplazamientos”, recuerda. “Por una parte, desarrollamos inversiones en eficiencia energética, que se podía mejorar y conseguir un ahorro de energía; por otra, hacía falta concienciar a los voluntarios y a los trabajadores de la entidad de que se podían hacer grandes cosas pasito a pasito”.

Consciente de que sus habilidades y su experiencia profesional podían ser aprovechadas dentro de la ONG, de Pedre realizó un estudio energético, que dio pie a tomar algunas medidas, como cambiar la iluminación convencional por sistemas de luces LED, adquirir electrodomésticos de bajo consumo y dar charlas formativas a miembros de Mensajeros de la Paz sobre cómo hacer un uso más responsable de la energía. Los resultados hablan por sí solos: en un año, consiguieron un ahorro de unos 7.000 euros, un dinero que pudo destinarse exclusivamente a proyectos sociales. Gracias al éxito de estos resultados, actualmente se están replicando estas medidas en otros centros de la organización. “El proyecto está en constante evolución, así que vamos por más”, recuerda Lemos.

Para Mensajeros de la Paz, los beneficios de estas acciones son más que evidentes: “Nos están ayudando a instituciones, a ONGs, a empresas, a particulares… a que seamos capaces de cuidar el medioambiente, y sobre todo, a saber ahorrar energía o usar la que se necesita para que otros también puedan tener”, afirma el Padre Ángel, presidente de la entidad.

“Este proyecto me ha aportado, fundamentalmente, enriquecimiento”, incide José Manuel de Pedre. “Saber que en la vida hay distintos mundos que a veces no sabemos que existen y que están ahí. El futuro pasa por una sociedad más justa e inclusiva”. “Los voluntariados pueden ser de tres tipos”, añade Paula Lemos: “De corazón, de mente y de manos, según lo que el voluntario pueda ofrecer en cada actividad. En estas actividades con la Fundación Repsol, nos hemos encontrado voluntarios que han dedicado las tres cosas”.

De hecho, “este proyecto es un buen ejemplo de que el voluntariado profesional es realmente útil para la sociedad”, añade Laura Vicente, coordinadora de proyectos del Área Social y Voluntariado de Fundación Repsol . “A Mensajeros de la Paz le ha servido para reducir su consumo de energía e invertir esos ahorros en proyectos sociales; y a los voluntarios, para crecer personal y profesionalmente”.

El de José Manuel de Pedre es un ejemplo, entre muchos, de cómo cada vez más empresas deciden aportar su granito de arena en causas sociales de todo tipo. Y esta ayuda, además, se canaliza de la manera más eficiente: con el talento de sus propios profesionales. De esta forma, los voluntarios sienten que están aprovechando al máximo su talento y experiencia por una buena causa, las empresas consiguen un mayor compromiso al mejorar el sentimiento de pertenencia de sus profesionales, y las organizaciones reciben la ayuda más especializada. En este caso además, contribuyendo a uno de los principales objetivos de nuestros días: hacer de este un mundo más sostenible.