Estabilizadores de fachadas: la clave para respetar la cara de los edificios en una reforma

Son muchos los motivos que pueden justificar el hecho de mantener una fachada en una obra de demolición y ejecución de una nueva estructura. Normativas municipales que obligan a respetar lfa estética de un casco antiguo, el deseo de los propietarios de resguardar el carácter de una construcción o mantener en lo posible la apariencia externa de un edificio histórico son algunas de ellas.

Entre las fórmulas existentes para lograrlo, la más segura y respetuosas son los llamados estabilizadores de fachadas, complejos sistemas que funcionan a base de instalación de arriostramientos, apeos y apuntalamientos que posibilitan la demolición segura de los edificios respetando el estado exterior de la estructura.

Cómo funciona el estabilizador de fachada

El estabilizador de fachada, en esencia, lo que consigue es que el viento no ejerza su fuerza sobre la pared que queda levantada, que ante la ausencia de soportes cedería y caería.

Se trata de un protocolo simple, versátil, seguro y rentable que cada vez se ve más en las ciudades de nuestro país. En la actualidad, existen diferentes opciones a la hora de trabajar con un sistema de estabilizadores de fachadas, que se pueden clasificar en función del tipo de ejecución que se realiza sobre la estructura.

Clasificación por métodos

En estos modos de clasificación se tienen en cuenta las herramientas utilizadas, el contexto en el que son necesarias o el modo en el que el sostenimiento de la fachada se relaciona con la estructura del edificio.

Apeos de fachadas

Los apeos y apuntalamientos se utilizan como sistemas de anclaje cuando hay que conectar la fachada de un edificio a una estructura principal elaborada con posterioridad. Son útiles en el caso de rehabilitaciones en edificios muy altos o en aquellos escenarios en los que la fachada va a recibir mucha presión por causa de su localización, el viento de la zona, etc.

Arriostramientos de fachadas

En este caso, las paredes a mantener se refuerzan con elementos estructurales de fibra de vidrio o acero, y se fijan a la estructura principal a través de tornillos o pernos. Se trabaja bajo este sistema cuando se han producido daños en el edificio y hay que actuar con mucho cuidado para evitar que estos se agraven.

Clasificación por sistemas

En estos casos se puede clasificar el estabilizador de fachada por el sistema utilizado, exterior o interior.

Sistema exterior

Los sistemas exteriores son los más utilizados por su funcionalidad, ya que permiten mantener el interior de la obra completamente liberado, para trabajar en ella con total tranquilidad y sin interferencias.

En estos casos, la pared se sostiene desde la calle, para lo que se montan estructuras que afecten lo menos posible al paso de personas o vehículos, extremando siempre la seguridad.

Sistema interior

El sistema interior se utiliza en aquellos contextos en los que no es posible optar por la primera opción. En estos casos, los contrapesos no ocupan la vía pública, sino que se sitúan en el interior del terreno. Obviamente, esto va asociado a limitaciones a la hora de trabajar en el edificio, así que se requiere un mayor esfuerzo operativo por parte de todo el equipo que participa en la construcción.

Estos son los principales puntos a tener en cuenta sobre los estabilizadores de fachada, un tipo de trabajo cada vez más común en la construcción y que permite mantener la esencia histórica de ciudades y pueblos gracias al respeto arquitectónico por algo tan visible como son los muros principales de viviendas y edificios públicos.