AEMO advierte que los costes de producción del aceite de oliva en España se han «disparado a más del doble»

La Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), integrada por más de 130 municipios y diputaciones de España y que actualmente preside el Ayuntamiento de Montoro (Córdoba), ha avisado este jueves que los costes de producción del aceite de oliva se han «disparado a más del doble», al reducirse la producción por la sequía «a la mitad», de 1,5 millones a 750.000 toneladas, mientras que «el precio de los inputs ha crecido», de modo que los olivareros no están ganando más dinero por unos precios que «seguirán altos» en los lineales de los supermercados y la consecuencia, ahora, es que el consumo de aceite «ha caído un 40%».

Así lo han destacado en rueda de prensa en Córdoba la presidenta de AEMO y alcaldesa de Montoro, Lola Amo, y el director de esta asociación nacional, José María Penco, quienes han señalado que «la reducida producción española de aceite de oliva en la pasada campaña 22/23, que se repetirá en la actual 23/24, supone que los costes de producción se han incrementado a más del doble. Esto implica que, a pesar de los altos precios del aceite, el olivarero no ve remunerada su actividad».

AEMO publicó los costes de producción de aceite de oliva en España en 2020, a través de un informe que ahora la Asociación Española de Municipios del Olivo ha actualizado a este 2023, considerando la variación de dos variables fundamentales. Por un lado, «la subida de inputs, energía y mano de obra derivada de la alta inflación de los últimos años», y por otro lado un «factor determinante que encarece aún más la producción unitaria, la reducción de cosecha sufrida en la campaña actual y en la anterior».

En cuanto a la subida de costes de los recursos necesarios para producir aceite de oliva, tanto en campo, como en la almazara, «se ha considerado una subida de los costes salariales de un 9%, una subida de inputs agrarios como fertilizantes y fitosanitarios superior al 70%, y una subida de la energía (gasoil y electricidad) cercana a un 40%, todo ello sumado y aplicado a las distintas tareas de cultivo supone que el precio unitario se eleve hasta un 32%».

De esta forma, el coste medio ponderado de producción de un kilogramo de aceite de oliva ha pasado de 2.42 euros en 2020 a 3,20 en 2023, «pero todo esto sería si la producción fuera la normal en nuestro país, es decir con unas medias de 1.500.000 toneladas de aceite de oliva». Sin embargo «en la campaña pasada (22/23) y en la actual, que acaba de comenzar (23/24), la producción española ha sido y será de la mitad de un año normal, entorno a 750.000 toneladas, y esto es absolutamente determinante en los costes».

Ello se debe a que «los olivareros deben mantener gran parte de las labores de cultivo, como son la poda, la fertilización, el mantenimiento del suelo, los tratamientos fitosanitarios, el riego en su caso y la recolección. Pues bien, si calculamos así los costes por hectárea y los dividimos por la producción mermada a la mitad, ahora el coste medio ponderado por kilo de aceite de oliva se eleva de 3,20 euros a 6,22 euros, es decir, producir un kilo de aceite cuesta un 94% más».

Desde AEMO se ha aclarado que estos «son costes medios ponderados», ya que «varían según el sistema de cultivo del olivo», pues en «el tradicional de montaña» el coste de producción por cada kilo de aceite puede llegar a los diez euros, una cifra que es inferior en «el cultivo en seto, pasando por el tradicional de baja pendiente y el intensivo». Cada uno tiene sus costes, «pero todos se han elevado en mayor o menor grado, y los costes medios ponderados han sobrepasado holgadamente el 100% desde la campaña 2020 hasta la campaña 2023».

Estos cálculos «vienen a ratificar que, a pesar de la severa subida del precio del aceite de oliva en origen, los olivareros no se ven beneficiados en sus cuentas de explotación, puesto que aún habiéndose liquidado el aceite en España a una media de 5,85 euros el kilo en origen, los costes medios superan ese valor al suponer hasta 6,22 euros el kilo. Es decir, los altos precios del aceite de oliva en el mercado no compensan la subida de costes y la elevación de los mismos derivada de la baja cosecha».

«CAZA DE BRUJAS»

Por otro lado y respecto a que Facua-Consumidores en Acción haya denunciado ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a ocho cadenas de supermercados, para que abra una investigación por si existe un pacto entre las grandes cadenas de distribución en los precios del aceite de oliva, el director de AEMO, ha advertido que «en momentos así se crean tensiones y se hace una caza de brujas».

En este sentido, José María Penco ha opinado que, «en este momento, ningún eslabón de la cadena de valor está especulando ni ganando dinero con el aceite de oliva. Nosotros, que muchas veces, cuando el aceite está barato, a la distribución le achacamos que los precios deben de tener un valor digno, yo en este momento diría que no podemos culpar a la distribución de especulación, ni de que esté generando unos precios altos», pues «los precios están altos porque hay escasez de producto y todos los eslabones de la cadena de valor lo están sufriendo».

Noemi A.
Noemi A.
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