Israel ha declarado la guerra a Hamás en la franja de Gaza después de que el grupo terrorista lanzara 5.000 misiles y realizó incursiones contra las poblaciones civiles dejando al menos 400 muertos, entre los que se encuentran turistas, cerca de 1.000 heridos y cien personas secuestradas. El ataque se produjo en la noche del viernes al sábado, en el 50 aniversario de la guerra del Yom Kipur (1973), preludio de la mayor crisis mundial del petróleo. En esta nueva guerra, no sólo Israel se juega su futuro como país, sino también Occidente al ser la única nación estabilizadora para frenar el terrorismo islamista. El trasfondo económico es muy amplio y de una gran incertidumbre en el horizonte. Por el momento, ningún país aliado de Hamás se ha posicionado contra Israel en términos armamentísticos y belicistas, pero es un escenario que no se descarta. Irán, Qatar e incluso parcialmente Turquía buscan «borrar del mapa» al estado hebreo. En caso de estallar una guerra en Oriente Próximo, el objetivo se sitúa sobre Irán, que tiene un peso muy importante en cuanto al control de petróleo y gas en la zona y a nivel mundial.
Las tensiones geopolíticas han hecho elevar la alerta terrorista en varios países europeos, especialmente contra intereses israelíes, como sinagogas y centros controlados por los judíos, mientras esta presión también se traslada al mercado, especialmente al petróleo. Se estima que el crudo podría avanzar a los 100 dólares por barril a corto plazo, un incremento del 18% más respecto al precio de cierre del pasado viernes. Cabe señalar que las estimaciones del mercado apuntaban a un precio de 100 dólares por barril para 2024, una cota que podría llegar antes de lo previsto.
50 AÑOS DE LA MAYOR CRISIS DEL PETRÓLEO
A diferencia de hace 50 años, la parte suní del mundo árabe no ha entrado en el conflicto y de hecho, los mensajes se dirigen hacia Hamás para detener la escalada de violencia. De esta forma, Arabia Saudita, Siria, Jordania y Egipto muestran una cara moderada en cuanto a Israel se refiere.
Irán no sólo actúa como país productor de petróleo, sino también como controlador del mercado desde la parte de la oferta
En la parte opuesta, Irán, Qatar y una parte significativa de Turquía buscan la extinción de Israel. La principal hipótesis del conflicto pasa por Irán debido a la gran cantidad de misiles lanzados desde la Franja de Gaza, con el selló de los ayatolás. Si se corrobora esta versión y se demuestra que Teherán rearmó a Hamás para atacar a Israel o bien no se desmiente de forma contundente, los inversores podrían activar uno de los peores escenarios en cuanto al oro negro se refiere.
Irán no sólo actúa como país productor de petróleo, sino también como controlador del mercado desde la parte de la oferta, con capacidad para desactivar la producción en Arabia Saudita, uno de los países aliados de Israel en la zona y con buenas relaciones con EE UU. En 2019, Irán dejó muestras de su poder al derribar parte de la producción saudita, pero se reconciliaron en marzo de 2023. Cuatro años de tensiones, con una pandemia por medio y un acuerdo para reducir la producción de petróleo.
Si Irán volviera a realizar el mismo proceder que hace medio siglo, las consecuencias para el precio del oro negro podrían derivar no sólo en un incremento del petróleo, sino también en la cesta de la compra y en una profunda estanflación en Occidente, sumida en una subida de tipos de interés para tratar de controlar los altos precios de los lineales.
EL TEMIDO CRUCE DE SANCIONES ENTRE IRÁN Y EE UU
Hasta ahora, Irán ha aumentado en 700.000 barriles diarios la producción durante este 2023, erigiéndose como la segunda mayor subida, tan sólo superado por el fracking estadounidense. Asimismo, la mano de EE UU también podría presionar aún más el precio del crudo si impusiera nuevas sanciones a Irán, una situación que se deterioraría con rapidez si Teherán respondiera con las mismas medidas que hace medio siglo al imponer vetos a los países que han ayudado a Israel, un círculo de muy difícil solución, más cuando las reservas estadounidenses de petróleo han caído drásticamente durante los últimos meses.
En caso de cumplirse este escenario, la caída en las Bolsas sería un hecho, mientras que el petróleo entraría en una nueva espiral alcista por la escasez de oferta, y no por el lado de la demanda. Además, este cruce de sanciones se suman a las que tienen Rusia y Venezuela. De nuevo, la Casa Blanca tendrá mucho que decir en los próximos días o semanas respecto a la imposición de vetos.
A este baile también se sumarán las empresas armamentísticas cotizadas. Varios países, entre ellos España, están realizando fuertes pedidos y no se descarta nuevas subidas en este sector, como ocurrió con la invasión de Rusia a Ucrania.
LAS EMPRESAS DE ARMAMENTO Y DEL PETRÓLEO, EN EL FOCO
Con nombre y apellidos, los focos del mercado se centran en Aramco, la petrolera de Arabia Saudita y la mayor empresa del oro negro del mundo, que sube un 14% desde el pasado mes de enero y un 40% desde los mínimos de 2020.
Ante una mayor demanda de armamento, los inversores seguirán con detalle los movimientos en Rheinmetall, con una subida del 18% en lo que va de año, tras un excelente 2022 debido a la invasión rusa a Ucrania, con un aumento de pedidos del 100% el pasado año y unas buenas previsiones para este 2023. Por el momento, el mercado aplaude el cumplimiento de sus expectativas.
Lockheed Martin, por su parte, se hunde más de un 16% desde enero. Y es que, su industria aeroespacial no es del agrado de los inversores y pierde casi todo el rebote registrado desde octubre del pasado 2022.
Northrop Grumman y Raytheon Technologies son otras dos de las empresas que reinan en el sector de la defensa. La primera es conocida por crear el mayor bombardero, el B-2 Spirit, prácticamente indetectable para el radar y con capacidad para lanzar ojivas nucleares. La segunda es la más grande del país en materia de armamento con sus famosos Tomahawks, pero tiene en desarrollo el misil hipersónico, un arma muy temible y con capacidad de ser utilizada en caso de que EE UU vuelva a entrar en guerra. Ambas registran fuertes caídas del 21% y más de un 30% este año en Bolsa.