Un día después de que el barril Brent, de referencia en Europa, alcanzase máximos inéditos en más de un año, su contraparte estadounidense tocaba su techo de 2023. El ‘rally’ del petróleo, desbocado en ambas orillas del Atlántico, no cesa, propulsado por el peor escenario posible: una alta demanda combinada con el embudo del suministro, que resulta en el drenaje de las reservas. ¿La salida del túnel? Lejana, considerando los factores geopolíticos: Bank of America (BofA) sitúa el crudo en 96 dólares hasta fin de año (90,96 euros)
El Brent subió un 3% este miércoles 27 de septiembre, alcanzando los 97,06 dólares, el pico desde noviembre de 2022. Esa jornada también fue de récord para el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI): se disparó un 3,6% hasta los 93,68 dólares, la medalla de oro de carestía en lo que va de año. Por último, Bank of America (BofA) elevó su previsión del precio medio a 96 dólares el barril de cara al último trimestre, poniendo el broche a un día catastrófico para los intereses de los consumidores.
A comienzos de verano, el Brent se cotizaba en torno a los 70 dólares; a finales de septiembre ya acumula una revalorización del 30%.
De este modo, el ‘oro negro’ continúa imparable su carrera hacia los 100 dólares (94,75 euros) por barril, tanto en el viejo como en el nuevo continente. Esta cifra, que constituye la ‘barrera psicológica’ que marca el comienzo de los sudores fríos para industrias y hogares, ya fue rebasada el año pasado tras el estallido de la guerra de Ucrania.
En la actualidad, a más de un año vista desde que los tanques rusos emprendieran su camino (inconcluso) a Kiev, la situación dista de normalizarse, tanto en el campo de batalla como en los mercados energéticos. A comienzos de verano, el Brent se cotizaba en torno a los 70 dólares; en los estertores de septiembre acumula una revalorización del 30%. En el ínterin, hemos asistido a una auténtica novela por fascículos que explica, al menos parcialmente, semejante vaivén: la negativa de Arabia Saudí y Rusia a levantar las restricciones a la producción obligó al mundo entero a asaltar las reservas de crudo, privando a los inventarios de 75 millones de barriles y provocando un efecto dominó en los precios que nos encadena a la política de subidas de tipos.
Un agosto caótico y un septiembre inquietante; y en vísperas de un octubre incierto, los vaticinios evalúan las consecuencias futuras y calibran la respuesta del andamiaje. Bank of America ha introducido en la ecuación todas las variables, concluyendo que el Brent se mantendrá en los 96 euros por barril, al menos hasta que acabe 2023. El organismo lanzó esta previsión a través de su informe semanal sobre el mercado energético, firmado por el responsable global de materias primas y derivados del servicio de estudios de la entidad, Francisco Blanch.
EL ANÁLISIS DE BANK OF AMERICA VATICINA UNA DISMINUCIÓN DE 70 MILLONES DE BARRILES EN LAS RESERVAS MUNDIALES DE PETRÓLEO
El estudio aborda los eslabones de la cadena de carestía que gobierna la coyuntura petrolera. En primer lugar, señala el reciente aumento de los márgenes de refino, que está contribuyendo a la subida de los precios del crudo; factor que se suma a los estímulos de crecimiento de China y los recortes de producción de Arabia Saudí y Rusia.
La consecuencia de esta sopa de eventos solo puede ser la reducción del stock: las existencias mundiales de petróleo disminuirán en 70 millones de barriles en los próximos tres meses, dice el informe.
Con todo, desde Bank of America mantienen su previsión de que el barril de Brent caerá en 2024 y se situará en los 90 dólares, gracias a la oferta de petróleo no procedente de la OPEP+ (organización cuyos países integrantes acaparan el 60% de la producción mundial de crudo). Las existencias aumentarán en 1,2 millones de barriles diarios gracias a las extracciones procedentes de la Guyana, Canadá y Brasil; además de la reactivación del esquisto estadounidense, que también llegará al rescate.
El análisis de BofA aborda los condicionantes geopolíticos, preconizando que si las sanciones contra Venezuela e Irán se suavizan, la oferta podría aumentar el año que viene en 450.000 barriles diarios adicionales.
En conclusión, si la geopolítica y las decisiones de la OPEP+ lo permiten, el crecimiento de los volúmenes podría ayudar a frenar una nueva subida de los precios del ‘oro negro’; asimismo, el informe ha remarcado que los propios modelos del banco sugieren que los especuladores «ya están bastante largos» en petróleo.
Por otro lado, Blanch ha alertado que otro repunte de los precios de la energía podría reavivar los temores inflacionistas en todo el mundo, la subida de los tipos de interés y, en última instancia, las turbulencias financieras.
BRENT Y WTI, VIDAS PARALELAS
La preocupación expresada por el experto de Bank of America encuentra su eco no solo en Europa, sino también al otro lado del ‘charco’. El precio del crudo de EEUU prolongó el pasado miércoles su escalada de los últimos tres meses, llegando a su nivel más alto del año.
El WTI, referencia petrolera en el país del ‘Tío Sam’, se situó en 93,68 dólares por barril, un 3.6% más que al cierre del martes, con lo que acumula un incremento de más del 30% desde junio. El salto extendió un aumento de los precios que comenzó a principios de julio, después de que los recortes de producción realizados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados redujeran el suministro mundial de petróleo a un nivel por debajo de la demanda.
Según los datos de mercado del Dow Jones, el crudo de EEUU se estableció en su nivel más alto desde agosto de 2022. Y, al igual que sucede por estas latitudes, a un resfriado del sector petrolero le sigue una pulmonía en el coste de la vida: los precios se dispararon alrededor del 1,5% una vez la Administración estadounidense informó que los inventarios de crudo del país cayeron más de lo esperado la semana pasada, hasta su nivel más bajo del año.