El Gobierno destina un millón y medio a la evaluación de los proyectos de biogás

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) contará con un presupuesto de 1,43 millones de euros para la financiación de estudios que analicen la viabilidad de proyectos de autoconsumo energético basados en el biogás. La iniciativa, que se llevará a cabo a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), evaluará tanto planes de aprovechamiento térmico como eléctrico.

Mediante un comunicado, el Ministerio encabezado por Teresa Ribero explicó que estos análisis de prefactibilidad serán gratuitos para los beneficiarios, cuyas propuestas deberán ser generadoras de residuos biodegradables susceptibles de valorización energética; o bien de conversión en una energía renovable en forma de gas como consecuencia de su actividad industrial, agroganadera o agroalimentaria, entre otras.

Con este servicio de asistencia técnica -una suerte de consultoría a medida- se busca ayudar a compañías y a entidades locales a tomar decisiones estratégicas fundadas en datos fiables e independientes sobre la conveniencia o no de acometer este tipo de proyectos y su potencial económico.

Los estudios financiados por el Gobierno ayudarán a empresas y administraciones a tener una base sólida antes de abordar los proyectos

En concreto, las ayudas se dirigen a industrias generadoras de residuos biodegradables, como las explotaciones agropecuarias y las industrias agroalimentarias, interesadas en conocer el potencial de tratamiento, la valorización energética y la capacidad de funcionamiento y de producción de dicho sustrato.

A fin de asegurar los medios necesarios para agilizar la realización de los estudios, el IDAE, dependiente de la Secretaría de Estado de Energía, ha finalizado un proceso de licitación pública para la selección de la empresa ejecutora de estos estudios.

Los estudios facilitarán una evaluación preliminar de las soluciones técnicas disponibles y de los retornos económicos, de modo que las empresas o administraciones promotoras puedan contar con una base sólida para su toma de decisiones. Los análisis se realizarán por fases, de manera secuencial.

Dependiendo de los resultados obtenidos, el IDAE decidirá la continuación con el resto de las fases del proceso. Los estudios con finalidad térmica/eléctrica incluirán, además, pruebas de laboratorio y distintos ensayos para la caracterización fisicoquímica de los sustratos.

Los solicitantes de estudios de prefactibilidad deberán suscribir, asimismo, una declaración con el IDAE manifestando su interés y voluntad de poner en práctica el proyecto en caso de que resulte viable.

EL BIOGÁS: LA BASURA HECHA ENERGÍA

El biogás es un combustible ‘verde’ que se produce a partir de la transformación de residuos orgánicos en una forma gaseosa que puede usarse como carburante. Se compone principalmente de metano y dióxido de carbono (CO2) procedentes de la descomposición sin oxígeno de materia orgánica, proceso que se conoce como degradación anaerobia.

Casi cualquier tipo de residuo puede recibir una nueva vida útil en forma de biogás: no sólo los desperdicios de la industria ganadera y agroindustrial, sino también gran parte de la basura que producen los hogares. Incluso los desechos de las plantas depuradoras de agua pueden ser convertidos en este tipo de combustible.

los desechos industriales, agroalimentarios y ganaderos son una potencial fuente de energía; incluso los residuos de las depuradoras de agua pueden convertirse en biogás

El biogás ofrece innumerables aplicaciones en el marco de las energías sostenibles y la economía circular: puede emplearse para alimentar calderas, cocinas, sistemas de calefacción e incluso vehículos. También puede carburar generadores para la producción de electricidad.

Las ventajas de su utilización son muchas, desde el punto de vista ecológico y de sostenibilidad. En primer lugar, se trata de una fuente energética totalmente renovable; además, no sólo es respetuosa con el medio ambiente, sino que ayuda al procesamiento de los desperdicios y residuos producidos por las industrias y las familias. Económicamente, también constituye un vector de oportunidades laborales en el entorno rural.