Heineken vende sus operaciones en Rusia por un euro para dejar el país

Parece el inicio de una fábula. La idea de que una empresa del tamaño de Heineken decida desprenderse de todas sus operaciones en un país por solo un euro suena ridícula. Pero la empresa ha decidido tomar esta decisión con tal de no verse retratados como una de las pocas empresas occidentales que siguen operando en Rusia tras la invasión de Ucrania, ni tener que lidiar públicamente con ser señalados por sacar beneficios de la decisión. 

La medida les hace perder unos 300 millones de euros, una cantidad que da una idea de lo tóxica que se había vuelto para la empresa su relación con el país gobernado por Putin. Es que de momento buena parte de los países donde operan ven a la nación euroasiática como el enemigo de turno, por lo que la imagen en cuanto a relaciones públicas no era especialmente positiva. 

«Aunque tomo más tiempo del que esperábamos esta transacción asegura la vida de nuestros empleados y nos permite salir del país de forma responsable», explica el director ejecutivo de Heineken Dolf van den Brink en el comunicado oficial. Justamente no dejar abandonados a sus empleados se había vuelto uno de los puntos de honor de la cervecera holandesa para superar la decisión, lo que explica la lentitud de una decisión que la mayoría de las empresas habían tomado meses antes. 

Sus compradores, la firma química ‘Arnest Group’, de momento esperan seguir operando los activos de la empresa holandesa. De hecho se han comprometido a mantener a los 1.800 trabajadores que hacen vida en Rusia. Es una de las claves de la decisión de la empresa, que dejo claro desde un principio que esperaban por el comprador que les permitiera cuidar los intereses de sus empleados. De tal modo, Heineken no proporcionará soporte de marca y no recibirá ingresos, regalías ni honorarios de Rusia.

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Latas de Heineken y Amstel en los lineales de supermercados

EL LARGO CAMINO DE HEINEKEN PARA ABANDONAR RUSIA

Pero en el camino la cervecera ya había empezado a tomar medidas para dejar la nación de Putin. Tras dejar de producir cervezas de su propia marca, manteniendo únicamente la producción de Amstel con la promesa de que disminuiría a cero en los próximos meses, los holandeses ya habían empezado a marcar distancia de Rusia para evitar ser señalados. A pesar de eso en países como Estados Unidos llegaron a haber llamados a boicotear sus productos, aunque en la práctica ninguno llego a mayores.

Aun así, esta salida final seguía siendo una clave para completar la limpieza de imagen. Pero no deja de ser una decisión llamativa después de ver el monto por el que podían vender sus activos en una situación normal. La demostración de lo complicado que es operar en países con sanciones, y permite tener una idea del costo que ha tenido para otras empresas como McDonald’s dejar todas sus operaciones en Rusia de un día para otro. 

El otro motivo es simplemente lo lento que se ha vuelto el procedimiento legal para poder vender activos en ese país. En este momento el proceso pasa por conseguir la aprobación del ministerio de finanzas y en algunas áreas de negocios, como la energía y los bancos, se vuelve obligatorio conseguir que el documento sea firmado por el propio Vladimir Putin, un proceso que puede alargarse por más de 12 meses. 

En cualquier caso el abandono a Rusia ha continuado desde 2022. En general esta ha sido una de las estrategias más evidentes de Occidente para crear incomodidad en los ciudadanos rusos, e intentar que la invasión a Ucrania se vuelva una proposición impopular en el país. Por supuesto esto último es complicado en un país manejado con un puño de hierro.

HEINEKEN SE SUMA TAMBIÉN A LA CARRERA CONTRA LA SEQUIA EN ESPAÑA

Heineken ha compartido las medidas que le han permitido alcanzar el balance de su huella hídrica directa en 2022, que giran en torno a la digitalización, la colaboración y la puesta en marcha de acciones para la concienciación de la sociedad en la lucha contra la escasez de agua en países como España.

Además, la cervecera alcanzó este objetivo casi una década antes de la fecha propuesta a nivel global, a través de la digitalización e implementación de un sistema de alarmas, control y análisis de consumos diarios para la detección y solución de sobreconsumos en las cuatro fábricas de Heineken en España.

Así, según datos de la empresa, Heineken consume un 35% menos de agua que en 2008, al tiempo que trabaja para utilizar sólo 2,6 litros de agua por cada litro de cerveza elaborado para 2025, lo que supondría una reducción del 47% de agua.

También han implementado sistemas de recuperación y reutilización para la depuración de aguas residuales y así devolverlas al entorno, con lo que han obtenido una tasa de reutilización de 0,21 litros para procesos de limpieza.