El olvidado hotel de Algarrobico que espera su demolición

Cuando uno va de vacaciones a la playa, intenta en la medida de lo posible encontrar un alojamiento con vistas al mar, cuanto más cerca mejor. Es una panorámica completamente distinta a la de las ciudades que nos aporta calma y transmite felicidad. Ante la gran demanda, los precios suben y las empresas hoteleras lo saben.

Un hotel bien ubicado tiene todas las de ganar, el problema recae aquí. El hotel Algarrobico quería tener vistas al mar, pero no contaba con un pequeño inconveniente: Lo construyeron en pleno Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, en Carboneras, provincia de Almería.

UN PROYECTO QUE COMENZÓ HACE 20 AÑOS

La costa española es uno de los destinos turísticos más populares, y es uno de los principales motores económicos del país. La historia comenzó hace 20 años, en 2003. La idea principal del proyecto era construir 7 hoteles con varias piscinas, 1.500 viviendas de lujo y un campo de golf a orillas del mar. Todo indicaba que iba a ser un proyecto revolucionario que iba a atraer el turismo en Carboneras, Almería. Finalmente, el único plan que se puso en marcha fue el Hotel Algarrobico.

Nadie pudo disfrutar del alojamiento porque dos años más tarde hubo un problema: El complejo vulneraba la ley de costas. Desde el año 1988 está prohibido construir a menos de 100 metros de la ribera marítimo-terrestre. Esta ley tiene algunos objetivos como garantizar el uso público del mar, conseguir un adecuado nivel de calidad de las aguas y asegurar la integridad adecuada del entorno, entre otros.

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UN HOTEL CONSTRUIDO EN PLENO PARQUE NATURAL

Aparte de la Ley de las Costas de España, tuvieron una idea no muy acertada. El hotel está construido en pleno parque natural del cabo del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, es decir, reserva de la biosfera. Son áreas de ecosistemas terrestres y costeros que promueven soluciones para reconciliar la conservación y la biodiversidad con su uso sostenible. Incumple también el área ZEPIM: zona de especial protección e interés mediterráneo. Además de la ZEPA: zona de especial protección para las aves.

Tanto el ayuntamiento de Carboneras como la Junta de Andalucía apoyaron este proyecto, con el principal impulsor del alcalde, Cristóbal Fernández. Creyeron tanto en este proyecto que no dudaron en cambiar la calificación urbanística del terreno para darle otro uso. El empeño fue tan grande que La Junta promovió una ayuda de 2,8 millones para construirlo.

UN ALCALDE POLÉMICO

El principal impulsor de este proyecto fue Cristóbal Fernández, por aquel entonces alcalde de Carborneras. El socialista se ha visto implicado en varias polémicas de las que no ha salido bien parado.

Fue condenado como autor de un delito electoral por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería el 1 de febrero de 2005, junto a Rosario Fernández, su hermana y exconcejala, por fraude en el voto por correo. Fueron indultados por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la condición de que no volviera a cometer delito doloso en el plazo de dos años.

Además, estuvo condenado a siete años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por adjuntar de forma directa la obra para sustituir el alumbrado público del Paseo Marítimo por casi 500.000 euros que debía ejecutar el propio ayuntamiento, pero después subcontrató con dos mercantiles.

¿HASTA CUÁNDO?

Hasta 13 sentencias del Tribunal Supremo han declarado que esta construcción es ilegal. En 2011 se llegó a un acuerdo por el cual el Gobierno debía hacerse cargo de los costes de demolición y la Junta de Andalucía de devolver el estado natural de la zona protegida.

Para poder demolerlo es necesario:

  • Que el ayuntamiento de Carboneras anule la licencia de obras.
  • Que se vuelva a solicitar por vía judicial la demolición y que dicte sentencia el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
  • Que se indemnice a la promotora Azata del sol con una indemnización pública de 2.3 millones de euros por la reversión de los terrenos. Aunque la promotora no acepta porque solicita más dinero.

20 años después del inicio del proyecto, el hotel sigue esperando. Solitario en mitad de la playa, es el único que puede disfrutar de las vistas, aunque sin ningún turista que le dé vida, solo espera el final, su demolición.