Durante la II República española se introdujo un nuevo color a la bandera nacional, el morado, que hacía referencia a Castilla. Se creía que la rojigualda solo representaba los colores de la corona de Aragón y que Castilla quedaba excluida. De modo que los republicanos lo heredaron de la sociedad secreta de ‘Los Comuneros’ del siglo XIX, cuya bandera era morada con un castillo dorado.
Pero, la bandera de los comuneros castellanos, en realidad, nunca fue de ese color, era roja y todo apunta a que podría ser fruto de un malentendido cromático. En castellano, ‘púrpura‘ es un rojo intenso, mientras que en heráldico es un tono morado. Así, insignias que originalmente eran rojas fueron representadas de color morado, al ser descritas como «púrpuras» El mayor motivo de la confusión es mucho más simple: las telas rojas con el paso del tiempo se oscurecen y adquieren un tono violeta. Tras examinar varias banderas de Castilla que aparentemente eran moradas, se ha demostrado que en su origen fueron rojizas.