Bancos tacaños, Rusia gana a Alemania y chapuzas ferroviarias

Semana de resaca tras las reuniones de las cúpulas de los bancos centrales en Europa y Estados Unidos en las que los alquimistas monetarios subieron tipos de interés e intentaron –sin éxito– convencer a los mercados de que su compromiso para atajar la inflación ocupa el primer lugar en sus orden de prioridades. Y mientras los directores de la orquesta financiera se visten de halcones para matar el consumo y fomentar el ahorro, sus músicos (los bancos) cambian la partitura para no remunerar los depósitos de sus clientes más conservadores, empujándoles a adquirir deuda pública.

COLAS PARA COMPRAR DEUDA

Eso es lo que hay detrás de esas largas colas en las sedes del Banco de España y la causa de que la semana pasada colapsara la página web del Tesoro Público. Hasta la agencia Bloomberg se ha dado cuenta de que el sistema financiero español no está trasladando las subidas de los intereses a los ahorradores, logrando así disparar los márgenes de intermediación de forma irregular. 

«Los bancos españoles se encuentran entre los más tacaños de la zona euro a la hora de repercutir intereses a los ahorradores minoristas. Ofrecen un tipo de apenas el 0,4% en nuevos depósitos a plazo de hasta 12 meses. En cambio, los ahorradores italianos y franceses percibían en noviembre un tipo anual del 1,8% por los nuevos depósitos, mientras que sus homólogos alemanes ganaban un 1,3%», apuntaba la agencia financiera norteamericana en un artículo en el que se preguntaba la razón de que hubiera colas de jubilados aguantando el frío para comprar letras del Tesoro.

En realidad es una paradoja que sean los jubilados los que adquieran la deuda pública con la que se paga sus pensiones. Poca gente es consciente de que la Seguridad Social recibe todos los años préstamos del Ministerio de Trabajo, financiados a cargo de nuevas emisiones de bonos, letras y obligaciones, porque el sistema es deficitario.

De hecho la deuda de este esquema Ponzi supera los 100.000 millones de euros y seguirá creciendo a pesar de los intentos del ministro José Luis Escrivá para recortar la cuantía. La rebaja prometida a Bruselas es de 30.000 millones al año, aunque lo intente ocultar el gabinete de este ex banquero.

EL BCE Y LOS RESCATES VERDES

También es noticia el renovado compromiso del Banco Central Europeo con la supuesta lucha contra el cambio climático, objetivo que se incluye ya como un elemento más que guiará su política monetaria. La idea es mantener el rescate de las multinacionales –adquiriendo sus bonos corporativos– mientras se reclama a los gobiernos que ajusten sus presupuestos para cumplir las reglas fiscales que saldrán del congelador en 2024. Con una mano reducirá el balance y con la otra lo elevará. Eso sí, el proceso será sostenible, resiliente e inclusivo.

Precisamente ahora vuelve el debate sobre las reglas fiscales de la UE, que permanecen en un cajón desde el inicio de la pandemia, aunque ya antes de que se produjera la recesión por los cierres y restricciones gubernamentales no cumplían la mayoría de los países de la eurozona. La idea de la Comisión es volver a activar estas reglas (limite 60% deuda/PIB y 3% deficit/PIB) el próximo año pero modificándolas para que no computen algunos de los gastos públicos (los políticos prefieren denominarlos «inversiones»).

LA VUELTA DE LAS REGLAS FISCALES

¿Y cuáles serán esos gastos que no computarán o lo harán con bonificación? Pues todos los que tengan que ver con la implantación de la Agenda 2030, destacando los que tienen que ver con el desarrollo de energías renovables. Los únicos que no terminan de tener claro este modelo son los alemanes, que dicen oponerse porque la propuesta de Bruselas plantea que las negociaciones con los estados que no cumplan las reglas fiscales sean bilaterales (Comisión-Gobierno) y que las recetas para recuperar la senda sean a la carta. 

Es normal que Alemania se oponga a un nuevo sistema que abre la puerta a que los países del sur de Europa sigan elevando la deuda sin fin para mantener sus estructuras políticas y comprar votos con el dinero de las generaciones futuras pero aquí hay un problema fundamental: que es precisamente Alemania –junto a Francia– quien lleva años empleando ingentes cantidades de dinero público para rescatar empresas y hacer competencia desleal al resto de supuestos socios de la UE.

Todo ello mientras promueve normativas, como la energética para que los países del Sur, España e Italia, le entreguemos el gas argelino y en el futuro, ya veremos, el famoso hidrógeno. Por no mencionar el hecho de que Alemania se ha beneficiado de la política de tipos de interés del BCE colocando su deuda a interés negativo durante casi una década, es decir, que eran los inversores quienes pagaban los intereses en lugar de abonarlos el Tesoro alemán.

RESCATES CONTRA LA DESLOCALIZACIÓN

Y esta tendencia de inyectar liquidez en las grandes corporaciones va a continuar con la modificación del actual esquema temporal de ayudas para convertirlo en un nuevo mecanismo que incluya también la denominada transición energética. Todo ello, nos dicen, para evitar que países como Estados Unidos, China o incluso Japón convenzan a las multinacionales europeas para que deslocalicen su producción. Porque resulta que a pesar de todas las ayudas públicas, para muchos sectores ya no es rentable quedarse en Europa por los altos costes, impulsados en buena medida por las sanciones boomerang a Rusia.

En un mundo normal esto debería hacer que los burócratas europeos se replantearan la estrategia económica contra el Kremlin, ya que está provocando un daño evidente a las economías del Viejo Continente. Pero en lugar de ello Úrsula y sus muchachos han realizado una visita a Kiev para preparar la entrada de Ucrania en la UE y anunciar el décimo paquete de sanciones a Rusia. Todo ello a las puertas del autoembargo al diésel ruso que a buen seguro elevará el importe de los carburantes, fertilizantes y productos agrícolas (la comida).

LAS PREVISIONES DEL FMI

Hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de dar por ganador de esta guerra económica a Rusia, con un crecimiento estimado del PIB del 0,3% para este 2023, frente al 0,1% que espera para Alemania. En su última revisión de previsiones el organismo que dirige Kristalina Georgieva admite que se equivocó el pasado octubre al esperar una contracción del 2,3% para la economía rusa este año y ha decidido cambiarla.

En su Global Outlook 2023 el FMI celebra que el mundo no entre en recesión este año por la recuperación de China. Un sapo que deberá tragar el actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, si finalmente es el elegido para sustituir a Georgieva, que termina mandato este año.

Habrá que esperar a marzo para conocer la actualización de las proyecciones económicas de la Reserva Federal y el BCE y saber cuales serán los próximos movimientos de los bancos centrales que determinarán hasta qué punto se cumplirán las previsiones del FMI.

LOS BANCOS DE INVERSIÓN SIGUEN PENSANDO QUE HABRÁ BAJADA DE TIPOS A FINALES DE 2023 O PRINCIPIOS DE 2023 A PESAR DE LA NEGATIVA DE LA BANCA CENTRAL

Los bancos de inversión siguen creyendo que antes de que concluya 2023 –o en el arranque de 2024– los tipos de interés de intervención bajarán, impulsando así el crecimiento del PIB. Se trata de una cuestión de fe, aunque es muy posible que los grandes gestores sepan algo que a los demás se nos escapa. O que tengan la capacidad para provocar situaciones que tuerzan el brazo a Powell, Lagarde y compañía.

MARRUECOS Y LOS TRENES

En España la plana mayor del Gobierno se recupera del viaje a Marruecos, que ha servido para constatar que Mohammed VI es quien tiene la sartén por el mango. El plantón real fue acompañado por el compromiso de no hacer declaraciones sobre el Sáhara, ni Ceuta y Melilla, para no enfadar a estos socios claves de la OTAN, aunque ello suponga poner en riesgo el suministro español de gas argelino.

La propuesta de crear una «zona económica conjunta» para las ciudades autónomas ha sido vista por muchos analistas como un primer paso para la entrega de unos territorios que nunca han importado al PSOE, sobre todo a los que ahora ocupan cargos de poder.

Claro que todo esto les parecerá una minucia a los gestores de Renfe, que en estos momentos no saben donde meterse tras la chapuza cometida en Cantabria, al diseñar unos trenes que no caben por la red decimonónica de la comunidad autónoma que preside Miguel Ángel Revilla. Tanto decirnos los políticos que van a «tomar medidas» y no son capaces de garantizar que unas locomotoras y sus correspondientes vagones sean de una altura inferior al de los túneles que deben cruzar. Guión digno de un cÓmic de Ibáñez, con Pepe Gotera y Otilio como protagonistas. 

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ya ha prometido que rodarán cabezas, sin darse cuenta de que a lo mejor quien debería marcharse a su casa es ella, o al menos forzar al presidente de la empresa, Isaías Táboas, a asumir su responsabilidad en este fiasco. Pero no esperen que esto suceda. Las decisiones sobre la cúpula de Renfe se toman en Barcelona. La sombra de Salvador Illa –el ministro de las mascarillas– es alargada en lo que al control de las empresas públicas (o falsamente privatizadas) se refiere.

En cuanto a la agenda semanal, será importante conocer la evolución de las ventas minoristas en la eurozona, indicador fundamental para conocer el estado de la demanda interna y el consumo de los hogares. También se darán a conocer los datos de la producción industrial de Alemania, España, Italia y Reino Unido de diciembre. En EEUU el foco se centrará el dato preliminar de febrero de confianza elaborado por la Universidad de Michigan y la cifra de solicitudes de hipotecas.Y en Asia se publicarán las cifras de inflación de China y Japón. 

Como ven una semana tranquila en lo macroeconómico que a buen seguro nos traerá sustos en lo político, como viene siendo habitual en los últimos meses. Mi consejo es el de siempre: abróchense los cinturones.