La OJD presiona para auditar las suscripciones digitales de la prensa, tal y como exige Prisa

El País está ofreciendo un 90% de descuento en una suscripción a la web del periódico, a cuyo contenido se puede acceder de forma ilimitada durante seis meses por el precio de poco más de dos ediciones en papel, seis euros.

Prisa, con este tipo de ofertas agresivas y, en este caso, limitadas a 1.000 clientes, busca acercarse a los 300.000 suscriptores para seguir abriendo brecha con El Mundo, que utiliza idénticas estrategias para no quedarse atrás.

Un servidor, suscriptor a la versión en PDF de la edición papel de El País y El Mundo, esquiva ofertas y, peor aun, tiene que vérselas y deseárselas para frenar la renovación automática de ambos diarios, a los que se puede abonarse a través de la cumplimentación de un simple formulario vía online.

¿Y para darse de baja, quizá por desinterés o por el legítimo derecho de los clientes de frenar la renovación automática? En La Vanguardia se puede solventar en diez segundos desde la web, pero ni en El País ni El Mundo lo ponen fácil, ya que obligan a sus socios a llamar por teléfono para darse de baja.

En el caso de El País, conseguí frenar la renovación automática tras sortear ofertas comerciales. Pero en el caso de El Mundo, la situación fue denunciable: realicé una llamada el pasado 10 de enero, me tuvieron a la espera más de diez minutos y finalmente me dijeron que me llamarían, recibiendo incluso un correo electrónico de Orbyt asegurándome que me la iban a devolver.

El 17 de enero, sin visos de que se acordasen, volví a realizar hasta tres llamadas, con consiguientes esperas de más de diez minutos de duración cada una. Finalmente, tras presentar queja formal contra El Mundo, el proceso de baja llegó a su fin después de que una amable telefonista hiciera lo que llevaba pidiendo desde hace una semana y 40 minutos de esperas.

¿Casualidad, tal y como me aseguró la operadora telefónica que finalmente me atendió, o salvaje estrategia comercial? Juzguen ustedes mismos.

LA OJD ACEPTA LOS REQUERIMIENTOS DE PRISA

Carlos Núñez, CEO de Prisa Media, pidió hace unas semanas «que se auditen y se certifiquen las suscripciones por entidades independientes». Y El País ha dado voz esta semana al presidente de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), Fernando Valdés, que pretende que las suscripciones digitales a periódicos se auditen en España, tal y como ocurre en Estados Unidos, Alemania o Francia.

Valdés explica que «la filosofía de la OJD dice es que es mucho mejor auditar grupos de interés bajo unas reglas comunes que hacerlo individualmente. Al final, si los datos no son comparables no tienen mucho sentido. Se trata de replicar las normas que ya existen para controlar la tirada y la difusión del papel. Y para ello estamos trabajando con la Asociación de Medios de Información y la Asociación de Revistas. Consideramos que la prensa tiene que someter las suscripciones digitales a auditorías independientes«.

El directivo asegura que se podría implementar de forma inmediata, ya que «técnicamente no hay ningún problema». «Es una decisión de los medios. Nuestro objetivo sería que fuera durante el primer semestre de este año», añade. Valdés explica en qué consistiría la auditoría: «Si un medio dice que tiene un número determinado de suscripciones, tiene que tener unos ingresos determinados, acordes con el precio que cobra por suscripción, y liquidar el IVA correspondiente. Comprobando esas cifras podemos concluir que las suscripciones que declara son las reales. Es fiable 100%. Si auditamos lo que el consumidor lee en papel, ¿por qué no vamos a auditar lo que lee en digital?».

«Verificar solo el papel transmite al anunciante y al público en general que cada día se lee menos y no es verdad: se lee de manera diferente. La prensa tiene que trasladar el modelo de auditoría del papel al digital, también a las suscripciones digitales. Lo que tiene sentido en el papel, lo tiene en el digital», opina.

EL PESO DE LAS CABECERAS

El CEO de Prisa Media, Carlos Núñez, también lamentó que las agencias de medios y marcas compren «volumen independientemente de la cabecera y el tipo de audiencia. Se está yendo a precio y eso hace que se subestime el valor de la credibilidad y el entorno de información de un periódico como el nuestro. Eso produce efectos perversos como el aumento artificial de las audiencias que solo buscan clics. Pero son en buena medida audiencias sin calidad».

«No es lo mismo acceder a una comunicación publicitaria en The New York Times que en cualquier medio impersonal y semianónimo. Los efectos no son los mismos. Esa es una razón más para que se reconozca el valor esencial de la suscripción en la calidad de un medio, como antes sucedía con el control de la difusión», aseguró.

El exCEO de Henneo afirma que El País «es el medio que más suscripciones estamos captando y los que más estamos reteniendo. En España habrá sitio para un número limitado de medios con modelos estables y sostenibles basados en calidad periodística. Y parece confirmarse la tendencia de otros países: la distancia entre el líder y los demás es muy amplia. La razón es sencilla: estamos compitiendo por la capacidad de gasto de los lectores y esta no es infinita».

Tampoco es infinita la paciencia de algunos trabajadores de Prisa, que estudian movilizaciones por salarios tan bajos como el que denuncia Álvaro Zamarreño, que ha dejado la Cadena SER harto de «egos» y «sueldos de mierda».