Microsoft pone patas arriba el sector de los videojuegos al comprar Activision

Microsoft anunció el pasado 18 de enero la compra de Activision Blizzard por 69.000 millones de dólares, 65.756 millones de euros al cambio, rodeado de una gran polémica que silenció por completo el panorama de los videojuegos. Ahora, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (Federal Trade Commission) ha lanzado una querella contra esta adquisición para no provocar un intento de oligopolio en el sector de los videojuegos. Por consiguiente, Microsoft y Activision difundirán una réplica para defender su proyecto ante los tribunales por considerar la demanda como anticonstitucional.

Pero, esta fusión entre dos empresas gigantescas en el mundo de los videojuegos, ¿es realmente beneficioso o perjudicial para el consumidor? El tiempo lo dirá. A nivel empresarial, este movimiento se considera como un aliciente estratégico para acelerar la creación de videojuegos, tratándose de uno de los objetivos principales para contentar a los jugadores. A nivel consumidor, la mayoría de los usuarios aprueban esta asociación a merced de que se abran nuevos estudios.

MICROSOFT PROVOCA LA HECATOMBE SIN QUERERLO

Tras la compra de Bethesda en septiembre de 2021 por 7.500 millones de dólares, nadie pensaría que Microsoft llevaría a cabo una de las compras estratosféricas que revolucionaría el sector de los videojuegos. A principios de este año, la compañía norteamericana suscitó una gran conmoción en el mundo anunciando la adquisición más voluminosa de la historia: 69.000 millones de dólares por Activision Blizzard, distribuidora de títulos archiconocidos como la saga Call of Duty o Diablo.

Sony, su principal rival, fue la primera en pronunciarse para recurrir esta fusión ante los tribunales de Estados Unidos. Recientemente, la Comisión Federal de Comercio (FTC) hizo lo propio a través de una queja para bloquear la operación por considerarla como un acto que perjudica la competencia en la industria de los videojuegos. Así lo argumentó la directora del organismo regulador estadounidense, Holly Vedova, y añadió que con esta demanda buscan “evitar que Microsoft obtenga el control de los videojuegos y que lo use para dañar a la competencia”.

Para la FTC, este movimiento se considera no apto para el sector, apuntando que se trata de un desprecio hacia al consumidor, pues la política de empresa de Microsoft provocará cambios en la jugabilidad de los juegos de Activision. “Este movimiento llevará consigo una manipulación de los precios de Activision, degradando la experiencia del usuario, lo que resulta dañino para los consumidores cambiando los términos de servicio”.

MICROSOFT PRESENTA SU RÉPLICA

Microsoft ya se ha postulado en contra de los argumentos de la FTC confirmando que la compra de Activision Blizzard corresponde a una buena oportunidad para garantizar a los jugadores nuevas experiencias jugables, así como potenciar el desarrollo de videojuegos a altos niveles sin dañar a la competencia. El presidente de Microsoft, Brad Smith, subrayó que este acuerdo supone un movimiento que ampliará a la competencia y asegura que lo defenderán a capa y espada frente a los tribunales.

Sin embargo, si la entidad propietaria de Satya Nadella quiere agenciarse productos como la saga completa de Call of Duty o franquicias como World of Warcraft, deberán negociar con la FTC ciertas concesiones. Para ello, Phil Spencer, jefe de la división de videojuegos de Xbox ya ha argumentado que ha establecido contactos con Sony para intentar llegar a un acuerdo con las principales licencias, que abarcan gran público en PlayStation. “Sony es una parte importante de nuestra industria y valoramos nuestra relación”, destacó Spencer.

Por lo tanto, Microsoft alega que no puede permitirse hacer exclusivos los juegos de Activision puesto que acarrearía pérdidas económicas para la compañía. En contrapartida, la FTC no confía en la palabra de Microsoft y recala que tarde o temprano retendrá contenido de sus rivales de juegos.

SONY NO ATIENDE A RAZONES

Por su parte, Sony no está por la labor de permitir la adquisición de Activision por parte de Microsoft. De hecho, la firma nipona está pagando con la misma moneda y su comportamiento con la competencia sigue siendo cuanto menos ejemplar, teniendo en cuenta que doblega a Microsoft en ventas de consolas. Así, la compañía propietaria de identidades tan famosas como God of War o Uncharted se ha salido con la suya en numerosas ocasiones pagando por exclusividades en juegos multiplataforma que han tardado varios años en salir en otras plataformas.

Asimismo, el CEO de Sony, Jim Ryan considera que el pacto con Activision es una amenaza para el área de los videojuegos, ya que no confía en la palabra de Microsoft, alegando que podría convertir Call of Duty en un juego exclusivo de Xbox. Por otra parte, Ryan ha presumido de que Microsoft no tiene nada que hacer con respecto a su servicio exclusivo Xbox Game Pass, pues lo tilda de una herramienta que jamás hará sombra a PlayStation.

A su vez, Brad Smith ha aclarado que esta situación sería económicamente irracional: “Una parte vital de los ingresos de Call of Duty de Activision Blizzard proviene de las ventas de juegos de PlayStation. Dada la popularidad del crossplay, también sería desastroso para la franquicia Call of Duty y la propia Xbox, alienando a millones de jugadores”.