El hermetismo de Netflix se convierte en contraproducente a la hora de comercializar publicidad

La irrupción del streaming en el panorama audiovisual conllevó que las principales OTT que bailaban al son que marcaba Netflix imitaran muchos de sus tácticas, algunas de ellas aparentemente idóneas desde un punto de vista empresarial.
Dos de las características que dotaban de singularidad a Netflix era su negativa a vender publicidad y su hermetismo. Con esta segunda receta evaporaban la etiqueta de fracaso en cualesquiera de sus productos, blindados ante la falta de métricas reales que midieran el seguimiento de determinadas series, documentales y películas.
Este silencio industrial no solo afectaba al consumo real de sus series, muchas veces supuestamente renovadas a pesar que desde el principio se proyectaba una tanda de capítulos dividida en dos supuestas temporadas.

EL NÚMERO DE SUSCRIPTORES DE NETFLIX NO SE AUDITA

El número de suscriptores ni siquiera está auditado, casi 5 millones a finales de 2021 en España según aseguran ellos mismos (con 2,6 millones diarios de accesos, según GfK). Estos datos previsiblemente bailarán con el reciente lanzamiento de una oferta básica, que limita el catálogo e incluye entre 4 y 5 minutos publicitarios por hora a cambio de 5,49 euros mensuales en vez de los 7,99 por los que hasta ahora se ofertaba el paquete más limitado.
Con esta venda, con la que buscan recuperar los clientes perdidos tras la salida de los momentos más duros de la pandemia y ganar ingresos vía publicitaria, intentarán cubrir la herida que en 2023 les provocará la prohibición de compartir cuentas entre varias personas (lo que, indirectamente, supondrá una subida de precio para muchos clientes). 

HERMETISMO CONTRAPRODUCENTE PARA NETFLIX

Fuentes televisivas aseguran que el hermetismo industrial de Netflix le está resultando contraproducente a la hora de comercializar la publicidad. Y es que las marcas y agencias de medios no están acostumbrados a comprar espacios publicitarios, de elevados precios en este tipo de plataformas, «a ciegas» en cuanto al impacto de los spots.
Esas mismas fuentes aseguran que las dificultades de comercialización se acrecientan porque, previsiblemente, sus suscriptores que acceden a la tarifa low cost cuentan con peor target comercial que el promedio del total de clientes de la compañía. 

MALOS SÍNTOMAS EN LAS OTT

El streaming está dando síntomas de burbuja, también en España. A excepción de Prime Video, filial audiovisual de un mastodonte predador, o Disney+, que cuenta con la baza de las IP (Disney, Marvel, Pixar o Star Wars), el resto de compañías no pasan por sus mejores momentos.
Mientras la televisión de pago autóctona se desangra, Movistar Plus+ ha perdido más de 450.000 clientes en los dos últimos años, varias OTT norteamericanas irradian síntomas preocupantes tras el giro de Netflix al mainstream (al apostar por realities low cost en vez de series), la paralización de la producción de HBO Max en la mayoría de mercados en los que opera (tras su fusión con Discovery Plus) y el cierre anunciado para 2023 en España de Lionsgate+ (antigua Starzplay). 

LA SALUD DEL STREAMING EN ESPAÑA

El 79,4% de los españoles tienen acceso a la televisión de pago, según el Barómetro TV-OTT de la consultora Barlovento publicado en abril del presente año. Esta cifra supone una caída de 3,5 puntos respecto al cuatrimestre anterior, quizá con motivo del desconfinamiento.
Las tres OTT’s con mayor cuota de consumo son: Netflix (32,4%), Amazon Prime Video (18,7%) y Movistar (11,7%, que fue la que más usuarios perdió respecto a la ola anterior, un 3,7%).Según este estudio, cada español gasta de media 38 euros al mes en OTT’s, lo que supone una caída de 2 euros respecto al anterior informe.
Otra consultora GECA, aseguró en junio que Disney+ ha desbancado a Movistar Plus+ como la tercera operadora con más usuarios en España.