UBP cree que la economía mundial crecerá entre el 2% y el 2,5% en 2023

UBP (Union Bancaire Priveé) estima que en 2023 es probable que la economía mundial registre un débil crecimiento de entre el 2% y el 2,5%, tras el 3% de 2022, con las economías desarrolladas «flirteando» con una recesión. Así lo considera la entidad suiza en sus perspectivas de inversión para 2023, presentadas por el economista jefe Patrice Gautry el martes en un encuentro con los medios.

Sobre las perspectivas de la economía mundial para el próximo ejercicio, el banco cree que la fase de crecimiento del ciclo se ha detenido bruscamente debido a las estrictas políticas monetarias adoptadas para combatir la persistente inflación, así como por la crisis energética que afecta a las economías y el aumento de los riesgos geopolíticos provocados por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Es por ello que, en Europa, UBP considera que el aumento de los precios y el posible racionamiento del gas perjudicarán la demanda de los consumidores. Por otro lado, en sus perspectivas también destaca que las medidas de ahorro energético afectarán negativamente a la producción del sector manufacturero.

UBP ALERTA DE EL RIESGO DE NO CONTROLAR LA DEUDA PÚBLICA

En EE.UU., es probable que el gasto de los consumidores y el sector inmobiliario sufran una fuerte desaceleración debido a la presión de la subida de los tipos de interés, mientras que los fabricantes tendrán que hacer frente a los continuos aumentos de costes y podrían verse frenados por el limitado crecimiento del comercio mundial. En cuanto a Asia, la entidad considera que el próximo año debería confirmar su recuperación, con la probabilidad de que China supere los obstáculos que han aparecido en 2022.

Según el banco, es probable que la inflación disminuya gradualmente, sobre todo en Estados Unidos. De media, en 2023, podría seguir siendo superior al 2%, objetivo fijado por los bancos centrales de los países desarrollados, aunque la tendencia debería ser más favorable. En los países emergentes, también es probable que la inflación disminuya, pero sigue dependiendo de los precios de las materias primas y los alimentos.

El riesgo para los países desarrollados es que la renovación de las medidas de apoyo económico retrase el cambio de paradigma e interfiera en la política monetaria, sin aumentar el crecimiento potencial. Es por ello que la consolidación fiscal se convertirá en una necesidad en 2024.

«En los países desarrollados, los gobiernos tendrán que mantener la deuda pública bajo control y, si no lo hacen, podrían ver cómo se les vuelve en contra con tipos de interés más altos en el mercado», aseguran desde la entidad.

RENTA VARIABLE: CENTRARSE EN DIVIDENDOS E INGRESOS

En renta fija, UBP destaca que, mientras que el riesgo de los tipos de interés ha sido el principal lastre para la rentabilidad en 2022, para 2023 esperan que el deterioro de la calidad del crédito y la ampliación de los diferenciales sean el mayor riesgo.

Sin embargo, la caída de las expectativas de inflación y los elevados cupones que se están ofreciendo a los inversores en renta fija «son fuertes vientos de cola para una rentabilidad en renta fija moderada en 2023, mientras que la aceleración del riesgo de impago del crédito debería crear oportunidades para los inversores en crédito distressed«.

La selección activa del crédito, que es un factor clave para obtener rendimiento en las desaceleraciones cíclicas normales, será aún más crítica en 2023 en la eurozona, ya que ésta ha experimentado su propia transformación.

En cuanto a renta variable, el banco suizo cree que esta etapa de elevados niveles de inflación es propicia para incorporar diferentes estrategias de inversión, como tratar la inflación elevada pero decreciente como una oportunidad táctica, «centrándose en los beneficios que son resultado de la reasignación forzosa del gasto y centrarse en los dividendos y los ingresos como motor clave de los rendimientos totales».

LIGERA DEBILIDAD PARA EL DÓLAR Y SUBIDAS DEL ORO Y LA PLATA

Sobre las perspectivas respecto a las divisas, la entidad considera que el dólar se depreciará frente a la mayoría de las monedas tras un 2022 en el que ha salido fortalecido por la política monetaria de la Fed. En este sentido, UBP considera que la trayectoria de la debilidad del dólar se desarrollará por etapas, empezando con una caída frente a las divisas refugio, «lo que generalmente es un indicio de una desaceleración del crecimiento mundial».

«Creemos que para el primer trimestre de 2023 el dólar verá cómo su tendencia hacia la apreciación unidireccional llega a su fin y se empieza a negociar con crecientes riesgos en ambos sentidos. La combinación de un pico en la fijación de los tipos de la Fed, la caída de la inflación, las valoraciones excesivas y el aumento del déficit por cuenta corriente de EE.UU. pesará lentamente sobre el dólar», añaden desde la entidad.

En cuanto a los metales preciosos, UBP destaca subidas del oro y de la plata para 2023, debido a una combinación de la ligera debilidad del dólar, un aparente pico en los tipos de interés reales y una creciente demanda de los consumidores.

Aunque la firma suiza cree que el potencial alcista de ambos metales debería ser limitado, dado que los tipos de interés nominales siguen siendo elevados. Destacan también perspectivas mixtas para el platino y un descenso estructural continuo para el paladio, a raíz de los retos derivados del cambio a los vehículos eléctricos.

RIESGOS GEOPOLÍTICOS Y ECONÓMICOS

Entre los principales riesgos geopolíticos y económicos, desde UBP destacan las tensiones entre China y Estados Unidos. Con la economía del gigante asiático debilitada por el bajo consumo interno, el desempleo urbano y la contracción del 30% en el sector de la vivienda, la firma sostiene que los inversores deben adoptar un nuevo paradigma en el mercado.

«Aunque los factores cíclicos son cada vez más favorables en China, la remodelación de las cadenas de suministro mundiales y del orden geopolítico parece que va a poner nuevas barreras a los inversores chinos», indica la entidad. En este sentido, resaltan la aprobación de la Ley CHIPS de EE.UU., que pretende contener las ambiciones de China en sectores de alta tecnología, como la primera excepción en esta etapa de una rivalidad cada vez más profunda entre las mayores economías del mundo.

Del mismo modo, la invasión rusa de Ucrania y las sanciones asociadas han cambiado el mercado energético mundial. El carbón y el petróleo están volviendo a aparecer, beneficiando a las naciones y empresas exportadoras de energía en detrimento de los consumidores de energía.

Algo que «desde el punto de vista estratégico, está dando lugar a importantes respuestas políticas para impulsar la transición energética, incluso en Estados Unidos, que ha sido un rezagado en las iniciativas de energías renovables». Razones por las cuales UBP cree que, a corto plazo, el mundo tiene escasez de energía, por lo que la exposición a los suministros energéticos es estructuralmente importante.

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA CRISIS ALIMENTARIA

En la lista de riesgos del banco también se encuentra el cambio climático, que no solo ha agravado la crisis, ya que la sequía ha perjudicado a las plantas de generación hidroeléctrica y al transporte de combustible por vía marítima, sino también la actual interrupción del suministro de alimentos al afectar a las cosechas en todo el mundo, con una crisis alimentaria mundial que se encuentra en una fase de crecimiento.

En este sentido, haasta el 50% de los costes agrícolas en Estados Unidos están ligados a los precios de la energía, desde los fertilizantes necesarios para aumentar el rendimiento de las cosechas hasta el combustible para cultivar, procesar o transportar la producción.

Por lo que, «aunque la energía y las infraestructuras pueden ser los beneficiarios más directos y visibles del choque energético derivado de la desglobalización, el aumento del gasto para apoyar a los fabricantes de fertilizantes y a los proveedores de tecnología de semillas será fundamental para restablecer un equilibrio alimentario mundial sostenible», destaca el banco.

Una situación que debería ofrecer oportunidades de inversión en los próximos tiempos. «En general, los riesgos de desglobalización ya sean económicos o geopolíticos, suponen una importante amenaza para los marcos que han guiado a la economía mundial y a los inversores globales desde la década de 1990. Dado que estos riesgos siguen apareciendo en el horizonte, será necesario que los clientes adopten enfoques de gestión de riesgos proactivos y dinámicos en 2023«, concluye.