¿Qué es el fútbol moderno y cómo ha afectado al deporte actual?

A nivel global, y centrándonos en la historia, la era moderna del fútbol comenzó en 1863 con la creación de The Football Association (FA), la reconocida como organización más antigua del deporte rey. Sin embargo, desde hace una década o poco más, se habla también del denominado fútbol moderno. Suena bien, cierto, pero la realidad es que tal expresión lleva consigo una serie de connotaciones negativas, algo así como: cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero ¿lo fue realmente? Vamos a ello.

El fútbol es un deporte que levanta pasiones a lo largo y ancho del mundo. En cada continente, país o región tiene sus propias características y modo de vivirlo, pero siempre sin perder un denominador común: el amor por unos colores. Partiendo de ahí, de una base hasta cierto punto irracional y sentimental, es por dónde podemos encontrar ese fútbol moderno que hoy abrazan unos mientras otros lamentan.

Para ser exactos, fue en verano de 2012 cuando la revista Stand sacó un número cuyo subtítulo decía: Against Modern Football. Tal frase se tradujo como «Odio eterno al fútbol moderno» y, a partir de ahí, se creó una corriente que cree firmemente que los avances y cambios han hecho que este deporte pierda su esencia.

Ahora, para muchos, ya no se habla del fútbol como deporte, sino como negocio. Son estos quienes desean, según su apreciación, recuperar este juego para los aficionados. Entienden que los pasos dados en los últimos años han convertido el balompié en un negocio en el que la pasión y el amor por unos colores han quedado supeditados a los intereses de las empresas y el mercado.

Ya no se dirige desde el corazón

En el fútbol base, refugio de aquellos que viven enfrentados al fútbol moderno, se encuentra ese atisbo de lo que fue este deporte durante más de un siglo. Sin embargo, en la cúspide de la pirámide, se respira un aire completamente diferente. Los presidentes son ahora, en muchos casos, magnates que no entienden de fútbol, pero sí de negocios. Como decimos, ya no se dirige desde el corazón, sino desde un despacho que va marcando los pasos a dar para buscar la rentabilidad de la entidad, y, en ocasiones, incluso la personal en términos de imagen pública.

¿Un patrón que se extrapola?

He aquí el gran dilema: ¿hablamos de un asunto propio del fútbol o de algo que surge a consecuencia de la evolución de la sociedad? El mundo ha ido cambiando y, con él, todo se ha convertido en comercio. Los teléfonos móviles, hacer una foto para una red social en vez de estar atentos a lo que ocurre sobre el césped, convertir un partido en una atracción turística… Eso también es fútbol moderno y no es culpa del deporte. Porque una cosa hay que tener clara, otras disciplinas y competiciones también son propiamente un negocio, y no por ello dejan de ser deporte; un gran ejemplo es la NBA. A muchas personas les encanta el baloncesto estadounidense, pero la realidad es que es una gran empresa formada por otras 30 que cada día buscan la manera de hacerse más ricos.

Por lo tanto, hay que saber convivir con los cambios. Es obvio que pueden gustar más o menos y se pueden criticar, pero el fútbol seguirá siendo un deporte de once contra once que nos hará sonreír y llorar a partes iguales. Simplemente es fútbol.