¿Por qué una empresa debe ofrecer buenos beneficios sociales?

A lo largo de la última década han adquirido un protagonismo especial y su implementación se ha convertido en una tendencia creciente en todo tipo de segmentos profesionales. Esto no es extraño si tenemos en cuenta cuáles son las ventajas que proporcionan a largo plazo. Pero, ¿qué son exactamente los beneficios sociales?

Cuando hablamos de beneficios sociales nos referimos a aquellas remuneraciones o contraprestaciones que los empleados reciben, además de su salario, dentro de una empresa por el trabajo desarrollado. A diferencia de lo que ocurre con el sueldo, los beneficios sociales son retribuciones no dinerarias, ya que lo que hacen es ayudar a maximizar el salario, pudiendo restar el IRPF de gastos cotidianos como la comida, transporte o la guardería. Los beneficios sociales también se engloban dentro del salario emocional, ya que son un beneficio que ofrece la empresa a sus trabajadores para motivarlos y fomentar la conciliación laboral. Su finalidad es contribuir a una mejor calidad de vida y cubrir las necesidades (bien internas o bien externas) que puedan tener los trabajadores.

Hablamos, por tanto, de una modalidad de compensación que no tiene que ver con mejoras salariales, sino que está orientada a un ámbito más humano y que persigue, en última instancia, fortalecer el vínculo del trabajador con la empresa e incrementar su grado de compromiso con ella. Los beneficios sociales son ayudas que da la empresa al trabajador, como por ejemplo, Ticket Restaurant o Ticket Transporte.

Ventajas de los beneficios sociales

Incremento de los ratios de productividad

Cuando el capital humano está más motivado tiende a ser más productivo y, en cierto modo, ello depende de una esfera más psicoemocional y social. En este sentido, los beneficios sociales pueden convertirse en un resorte de incalculable valor que mueva a las plantillas a desarrollar mayor predisposición, proactividad y compromiso con relación a los objetivos empresariales. Por otro lado, ofrecer unas condiciones contractuales más atractivas, también se traduce en relaciones más sólidas y fieles, así como en una reducción de la rotación del personal.

Beneficios fiscales

Implementar beneficios sociales puede repercutir positivamente en las finanzas de las empresas. Muchas compañías únicamente valoran la posibilidad de incrementar los salarios y obvian las implicaciones claramente favorables de los beneficios sociales. No obstante, estos también repercuten en forma de ahorro y no solo para el propio empleado, sino también para las arcas de la empresa, pues uno de sus rasgos fiscales más llamativos es que cuentan con la exención del IRPF.

Mejoran la reputación de marca

Una empresa que ofrece un sistema contractual que incluya beneficios sociales adquiere un valor diferencial y, de forma automática, pasa a convertirse en una alternativa más atractiva para futuros trabajadores. Al fin y al cabo, constituyen factores de bienestar, uno de los factores de captación más interesantes desde el punto de vista de los recursos humanos. Una empresa que se preocupa por la felicidad y confort de sus trabajadores tiene una gran ventaja a la hora de captar grandes talentos.

Tributación a la Seguridad Social

A pesar de que no constituyen una retribución económica como tal, los beneficios sociales se contabilizan como parte del salario del trabajador. Esto significa que dichos beneficios son susceptibles de tributación en la Seguridad Social con las ventajas que ello conlleva.

Contribuyen a mejorar la conciliación laboral

La mayor parte de los beneficios sociales están diseñados para facilitar las circunstancias que existen alrededor de la vida del empleado. Una buena política de beneficios sociales puede generar un impacto altamente positivo en la conciliación laboral. Al final, esto no solo ayuda a minimizar los obstáculos que se puedan presentar en el día a día del trabajador, si no que también reduce drásticamente las tasas de absentismo laboral y propicia una mayor productividad.