El tratamiento con células madre mesenquimales disminuye el dolor y mejora la función articular de los pacientes con artrosis de rodilla

El sueño de todo runner que lleva un tiempo corriendo y que busca progresar es correr la media maratón. Preparar una media maratón implica haber estado corriendo con regularidad durante uno o dos años, cumplir un programa de entrenamiento de entre 20 y 32 km semanales, y hacer algunas carreras preparatorias superiores a los 10 km en los meses anteriores a la fecha del 20K. Que un dolor o inflamación en la rodilla sin causa aparente te impidan correr a gusto y disfrutar de la actividad del running puede llegar a ser frustrante.

Y es qué, además de los numerosos beneficios que aporta el correr a la salud física, parece claro que esta competición -contra uno mismo- no es un acto aislado del cuerpo, su práctica también genera satisfacciones en la esfera psicológica y social. Muchos corredores afirman que lo hacen como vía de escape ante las exigencias de la vida cotidiana, como una forma de meditación o para poder experimentar una sensación de libertad; para algunos esta actividad representa una parte importante de su vida social. Que un dolor o inflamación en la rodilla sin causa aparente te impidan correr a gusto y disfrutar de la actividad del running puede llegar a ser frustrante.

La Artrosis como causa de dolor limitante de rodilla

Con frecuencia, la práctica intensa y frecuente del running desemboca en lesiones dolorosas de la rodilla que pueden ser originadas por un incidente concreto – como una caída que ocasiona un traumatismo o fractura – o por una sobrecarga debida al abuso o el sobreentrenamiento. Con la edad pudiéramos sumar una tercera causa, el dolor producido por la artrosis de rodilla, una enfermedad degenerativa y de «desgaste» que se caracteriza por el deterioro progresivo del cartílago articular que recubre los extremos de las superficies óseas.

«El cartílago articular de la rodilla es el encargado de soportar y distribuir las cargas entre las superficies de los huesos, su bajo coeficiente de rozamiento permite un movimiento prácticamente libre de fricción y evita que rocen entre ellos», explica el doctor Jaime Abascal médico especialista en Traumatología del Deporte del Hospital Ruber Internacional y miembro del equipo médico del Real Madrid.

La rodilla es una de las articulaciones del esqueleto humano en la que con más frecuencia se desarrolla artrosis. Por lo general se desarrolla lentamente y conduce a la aparición de dolor y una dificultad variable para mover la rodilla. «La edad, la fricción continuada, algunas alteraciones en el eje de los miembros inferiores y el realizar actividades físicas de impacto repetitivo, entre otras razones, pueden conducir a una erosión o desgaste progresivo del cartílago articular y su deterioro».

Según un estudio publicado en 2021 en la revista Reumatología Clínica– órgano oficial de difusión científica de la Sociedad Española de Reumatología -, la prevalencia de artrosis sintomática de rodilla en mayores de 40 años en España es del 13,83%, es más frecuente en las mujeres y esta asociaba con el sobrepeso y la obesidad.

Uno de los inconvenientes de las lesiones del cartílago articular, es que, al tratarse de un tejido sin terminaciones nerviosas, las lesiones iniciales son asintomáticas y avanzan silenciosamente, de manera que «cuando el paciente comienza a tener dolor ya la lesión ha dañado las capas superficiales y alcanza la capa más profunda de cartílago que está en contacto estrecho con el hueso».

Cuando la enfermedad se ha establecido, el dolor suele ir acompañado de rigidez en la articulación y dificultad en el movimiento. «Correr en estas condiciones pudiera producir un derrame interno que agudizaría el dolor y daría lugar a una inflamación que obligaría a guardar largos tiempos de reposo que impedirían a estos deportistas lograr sus objetivos competitivos», comenta el doctor Abascal.

Medicina regenerativa para el tratamiento de la artrosis de rodilla

«La artrosis afecta a la articulación como unidad funcional, el daño al cartílago articular comprende no solo a este, al hueso subcondral y a la sinovial, sino a los ligamentos y a los músculos que rodean la articulación, por lo que todo tratamiento debe iniciarse con un adecuado proceso diagnóstico que valore los posibles factores biomecánicos involucrados y las particularidades y expectativas de cada paciente»

Por lo general, la primera opción de tratamiento para la artrosis de la rodilla es una combinación personalizada de medidas farmacológicas y no farmacológicas que incluyen la toma de analgésicos y medicamentos antiinflamatorios, así como infiltraciones o inyecciones intrarticulares con corticostesteroides o ácido hialurónico que, si bien calman el dolor y alivian los síntomas, no tratan la causa que los provoca y en un tiempo variable el dolor regresa.

«En los casos de pacientes con artrosis de rodilla de bajo grado estamos aplicando técnicas basadas en la medicina regenerativa, un tratamiento que ataca el origen de la lesión y promueve la regeneración del cartílago dañado, esto evita la extensión de las lesiones y la evolución de la artrosis, disminuyendo el dolor, mejorando la funcionalidad articular y la calidad de vida de estos pacientes».

El cartílago articular de la rodilla tiene escasa capacidad regenerativa pues carece de vasos sanguíneos, su contenido celular es bajo y el condrocito -la célula específica del cartílago encargada de sintetizar la matriz extracelular- tiene poca capacidad para migrar a las zonas lesionadas. «Cuando inyectamos directamente en la rodilla las células madre mesenquimales obtenidas del tejido adiposo del propio paciente, estas células reaccionan a los mediadores celulares allí presentes y se diferencian a células cartilaginosas capaces de secretar factores que promueven la multiplicación de las células madre intrínsecas e inhiben la apoptosis, promoviendo así la creación de nueva matriz celular».

Otro aspecto importante del tratamiento con células madre mesenquimales es su potente efecto antinflamatorio. «Además del efecto regenerativo, las células madre mesenquimales actúan como inmunomoduladores, produciendo y liberando proteínas capaces de bloquear la acción pro inflamatoria inducida por los linfocitos T presentes en la articulación.»

Según las conclusiones de un artículo de revisión publicado recientemente en la revista científica The knee, «la evidencia actual muestra que la inyección intraarticular de células de la fracción vascular estromal (rica en células madre mesenquimales provenientes del tejido adiposo del propio paciente) dan como resultado una mejoría en el dolor y en la función articular de los pacientes con osteoartrosis de rodilla». Estas conclusiones son el resultado de la evaluación 79 estudios científicos publicados que, en conjunto, incluían la evaluación de 8761 casos de osteoartrosis de rodilla que habían sido sometidos a diferentes tipos de inyección intraarticular y cuyos resultados habían sido seguidos al menos durante un año.

Origen de las células madre mesenquimales y detalles del tratamiento

Las Células Madre mesenquimales son células no especializadas que tienen la capacidad auto-renovarse y diferenciarse en células especializadas de distintos tipos de tejidos. Son multipotentes, lo que significa que pueden dar lugar a más de un tipo de célula especializada, pero no a todos los tipos. Según el microambiente que les rodee, estas células pueden transformarse en células del tejido óseo (osteocitos), tejido adiposo (adipocitos) o células cartilaginosas (condrocitos).

Estas células pueden ser aisladas de muchos tejidos, entre ellos médula ósea, tejido adiposo, hígado, bazo, cordón umbilical humano, pulpa dental e incluso de sangre periférica.  El tejido adiposo es abundante, accesible y fácil de obtener mediante lipoaspiración con pocas molestias para el paciente.

El procedimiento se realiza con el paciente despierto o con sedación y anestesia local de la zona seleccionada para la mini-liposucción. «Mediante un sistema de vacío llevamos a cabo la liposucción del panículo adiposo hasta obtener la cantidad de tejido graso necesario, que luego procesamos mediante métodos mecánicos en un dispositivo de circuito cerrado hasta conseguir una fracción celular rica en células madre mesenquimales», nos ilustra el especialista.

Una vez obtenidas, las células madre mesenquimales son cargadas en una jeringa e infiltradas en la articulación de la rodilla. La recuperación de la intervención es muy rápida, el paciente no suele requerir tratamiento posterior con analgésicos y puede hacer vida diaria normal evitando actividades físicas y permanecer de pie por periodos prolongados. El paciente debe llevar una faja abdominal durante 5-7 días para evitar hematomas en la zona de la liposucción.

«En nuestra experiencia, el tratamiento mediante infiltración articular de células madre mesenquimales en pacientes con artrosis de rodilla de bajo grado es una opción viable para aquellos pacientes que desean mantener una actividad física o deportiva con menos limitaciones para su desempeño«.

Un diagnóstico temprano en conjunto a la revisión del patrón biomecánico y el balance de estabilidad activa y pasiva de estos casos, son claves en la obtención de los mejores resultados.

«Hay una gran actividad investigadora en el campo de la regeneración de tejidos, en el corto plazo esperamos noticias sobre los resultados de sueros moduladores de la respuesta inmunológica-inflamatoria que son muy esperanzadores para el futuro del tratamiento de este tipo de lesiones», concluye el doctor Abascal.