Billetes con cero emisiones: el viaje sostenible del transporte público en España

La transformación hacia un mundo más sostenible pasa por una revolución en diferentes ámbitos. Uno de ellos es el del transporte público, que está adquiriendo cada vez mayor protagonismo en la hoja de ruta hacia la descarbonización.

No hay más que observar la variedad de propuestas que se están trabajando actualmente en nuestro país; alternativas energéticas y nuevas regulaciones para impulsar el uso del transporte público y evolucionar la movilidad urbana e interurbana. Es el caso, por ejemplo, de la batería de medidas aprobadas por el Gobierno el pasado agosto para favorecer el transporte público, en el que, entre otras cosas, articula la gratuidad de los servicios de Cercanías, Rodalies y Media Distancia convencionales, beneficiando a 1,5 millones de usuarios.

El sector de la energía también se encuentra más activo que nunca ante el reto de la descarbonización. Actualmente, se estudian casi tantas soluciones energéticas como medios de transporte, aunque lo cierto es que en los últimos meses las ciudades españolas han sido el escenario de muchas iniciativas que dejan entrever cuáles serán los pilares que impulsarán la movilidad urbana a medio y largo plazo. En varias de ellas se han recuperado medios como el tranvía y ya se aplican medidas de eficiencia energética en los medios de transporte público más frecuente (autobús, metro o taxi).

UN METRO MÁS EFICIENTE ES POSIBLE

Si hablamos de transporte público, pensar en el suburbano es casi inevitable. Aunque el metro lleva más de cien años conectando y trasladando a los ciudadanos de las grandes ciudades, todavía tiene margen para seguir innovando y buscando formas de ser más eficiente. Así lo han hecho, por ejemplo, con la nueva línea 11 de metro de Madrid, en la que se plantea (por primera vez en España) usar el calor residual de las infraestructuras del subsuelo para recuperarlo posteriormente como energía renovable. Otro ejemplo lo encontramos en los suburbanos de Barcelona, Bilbao o Málaga, que ya consumen anualmente cerca de 275 GWh de electricidad procedentes íntegramente de fuentes sostenibles.

COMBUSTIBLES RENOVABLES PARA LA TRANSICIÓN DEL AUTOBÚS

El autobús es el medio de transporte público preferido por los españoles, por lo que su cambio de paradigma energético será fundamental para acercarnos al objetivo de reducción de emisiones.

«Para poder transicionar en los próximos años a cero emisiones, lógicamente haremos inversiones en flota nueva, pero también para la flota actual que tenemos nos gustaría tener soluciones complementarias, como puede ser el caso de biocombustibles», remarca Miguel Ángel Alonso, director general de la división de Mantenimiento y Compras de Alsa, una de las principales operadoras del sector.

En esta línea, el pasado verano la compañía puso en marcha una prueba piloto con biocombustible avanzado en la ciudad de Bilbao. Durante cuatro meses, doce autobuses de la flota de Bilbobus funcionaron con un biocombustible 100% renovable suministrado por Repsol, lo que supuso una reducción aproximada de 300 toneladas de CO2 durante el tiempo que duraron las pruebas.

Otro ejemplo lo encontramos en la ruta entre Zaragoza y Cuarte de Huerva donde el Gobierno de Aragón ha recurrido al biogás (en concreto, biometano procedente de purines) en dos de los autobuses que prestan servicio a las 500.000 personas que cada año recorren el trayecto entre los dos municipios.

La capital aragonesa también plantea la puesta en marcha de autobuses autónomos como una alternativa complementaria de movilidad sostenible. Para ello, ha arrancado un proyecto de transporte autónomo (en algunos tramos, los autobuses circularán sin conductor) que desarrollará en los próximos dos años dentro del modelo integral de su ayuntamiento dirigido a crear una ciudad cero emisiones.

Los expertos defienden que el uso de la Inteligencia Artificial promueve una conducción autónoma eficiente que reduce el consumo energético y el desgaste de algunos componentes, como los frenos.

EL TAXI DE HIDRÓGENO, UNA REALIDAD

El del taxi siempre ha sido un sector muy activo a la hora de buscar “combustibles” alternativos, como el hidrógeno. En Madrid, la Federación Profesional del Taxi permitirá a los conductores utilizar vehículos impulsados por este gas, a un coste competitivo sin desembolsos iniciales. El proyecto, que pretende descarbonizar progresivamente el transporte urbano de la capital, tiene como objetivo el sustituir un mínimo de 1.000 taxis en tan solo cuatro años y contará con una inversión de 100 millones procedentes de los fondos europeos contemplados en el plan de ayudas Next Generation.

EL PRIMER TREN DUAL HIDRÓGENO-ELÉCTRICO, EN 2023

El transporte sin emisiones también llega para cercanías y trenes de media distancia. En nuestro país, Talgo lidera las investigaciones con su tren ‘Vittal-One’ que utiliza pilas de hidrógeno. Repsol colabora en el proyecto suministrando el hidrógeno que se utiliza para alimentar los sistemas de propulsión. Además, la tecnología del convoy se complementa con baterías que incrementan la aceleración disponible en los arranques, aprovechando las frenadas del tren para recargarse.

Este tipo de tren es una solución que no precisa de desarrollos de infraestructura adicionales, beneficiando de forma especial a aquellas regiones conectadas con líneas ferroviarias secundarias que no han sido aún electrificadas.

Todas estas propuestas son tan solo algunos ejemplos de lo que está ocurriendo en nuestro país. España se enfrenta al desafío de reducir la dependencia de los combustibles tradicionales en el transporte público instaurando nuevas alternativas energéticas que hagan posible una movilidad más respetuosa con el planeta. El transporte de los ciudadanos está llamado a jugar un papel clave en la transición energética, donde la innovación y la colaboración público-privada deberán ir de la mano.